La anemia sigue siendo un problema de salud en nuestro país. ¿Cómo esto afecta cuando uno se lesiona? Conoce más en el siguiente artículo.
La anemia sigue siendo un problema de salud en nuestro país. Esta se refiere a un bajo nivel de hemoglobina y/o hematocrito (cantidad de glóbulos rojos) en la sangre. Las causas son muchas, aunque la mayoría es por deficiencia nutricional.
Pero ¿cómo esto afecta cuando uno se lesiona? Generalmente la anemia por déficit nutricional va de la mano con un enlentecimiento en los mecanismos de reparación; es decir, que cuando uno se corta o se rompe un hueso, éstos se curan más lentamente por una falta de proteínas o vitaminas en la alimentación.
Además, la sangre, en especial los glóbulos rojos, se encargan de llevar el oxígeno de los pulmones al resto del cuerpo, y de recoger el dióxido de carbono y otras toxinas para ser eliminadas. Entonces, la baja oxigenación también baja la efectividad y velocidad de la reparación de una lesión.
Otra situación es cuando se encuentra anemia después de una fractura. Esto se ve sobre todo en fracturas de huesos grandes como el húmero, el fémur o la pelvis, o también cuando la fractura es expuesta (herida con el hueso salido).
Cuando un hueso se rompe, éste sangra. Los huesos, así como casi cualquier órgano del cuerpo, tienen arterias y venas. Además, en el interior de los huesos grandes se almacena la médula ósea, la cual es la encargada de producir las células de la sangre (glóbulos rojos, blancos y plaquetas).
Al romperse el hueso, tanto sus arterias como la médula sangran y se forma un hematoma (colección de sangre). Normalmente esto es bueno pues luego el hematoma va a ayudar a que las células de la médula se transformen en células reparadoras de hueso; pero a veces, sobre todo cuando la fractura es compleja, este hematoma puede ser muy grande. Se dice que un fémur puede sangrar hasta 2 litros y una pelvis más de 4, lo cual no sólo es excesivo sino que puede comprometer la vida. Felizmente es poco frecuente.
Entonces, cuando hay una fractura de este tipo, parte de la evaluación que nosotros los traumatólogos hacemos es medir el nivel de hemoglobina y hematocrito mediante un análisis de sangre, sobre todo en huesos grandes o si vamos a realizar una operación. De esta forma, si estos niveles bajan sustancialmente, lo que hacemos por lo general es indicar una transfusión de sangre para elevar esos valores a un nivel aceptable.
Esto se hace por dos razones: una, para recuperar la adecuada presión de la sangre y por ello la oxigenación del organismo; y la otra, si tuviera que haber una operación, para resistir mejor ésta y para que la cicatrización y curación sea mejor.
Ahora bien, cuando la anemia ya estaba presente desde tiempo atrás, es un poco diferente, ya que el organismo ya se ha adaptado a ese bajo nivel de hemoglobina en la sangre. Entonces la persona está tranquila, estable, pero si hay una fractura seria o hay que operar, la reacción del cuerpo no va a ser tan buena como si no hubiera anemia y puede haber más complicaciones, como infecciones o daño de otros órganos como cerebro, riñón, etc.
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