El ejercicio puede ser una alternativa variable a muchos productos farmacéuticos como los parches de nicotina.
El síndrome de abstinencia que afecta a aquellas personas que deciden dejar el hábito de fumar, puede ser superado gracias al ejercicio físico, pues este desencadena un cambio en la actividad cerebral, según una investigación de la Universidad de Exeter (Reino Unido), publicada en la revista Psicofarmacología.
Para el estudio se trabajó con 10 fumadores que voluntariamente decidieron suspender su consumo habitual de nicotina y mediante el uso de imágenes de cigarrillos, los científicos comprobaron que si no hacían ejercicio, las imágenes incrementaban la actividad en las áreas cerebrales asociadas con la atención visual y la recompensa.
Sin embargo, después de hacer ejercicio los escáneres realizados no reflejaban actividad cerebral en esas áreas y los propios voluntarios afirmaban que tenían menos ganas de fumar.
El ejercicio que ellos realizaron consistió en pedalear a ritmo moderado durante 10 minutos después de pasar 15 horas sin consumir nicotina, para luego ser sometidos a una resonancia magnética funcional de imágenes (FMRI) para evaluar su actividad cerebral al observar una serie de 60 imágenes distintas.
Algunas de esas imágenes mostraban cigarrillos, un estímulo que en principio debería desencadenar las ansias de fumar en estas personas, y el experimento se repetía horas después, pero sin que los voluntarios tuvieran que realizar esfuerzo físico alguno.
Según la directora del estudio, Kate Janse Van Rensburg, explicó que "nuestras averiguaciones añaden datos a la creciente evidencia que sugiere que el ejercicio puede ayudar a la gente a dejar de fumar y puede ser una alternativa variable a muchos productos farmacéuticos, como los parches de nicotina".
La conclusión, subrayó, es que "un paseo de 10 ó 15 minutos, una carrera a ritmo suave o un paseo en bicicleta cuando las cosas se ponen difíciles pueden ayudar a un fumador a dejar el hábito".
EFE
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