Esta terapia es similar a las que se realizan con caballos o elefantes, pero con la ventaja de que estos bóvidos son más mansos.
Un grupo de 17 niños autistas con cascos y rodilleras recorren un circuito montados en sus búfalos en un campo de juego improvisado en una zona verde del acantonamiento de artillería de Lopburi, situado a unos 140 kilómetros al noreste de Bangkok (Tailandia).
Esta terapia es similar a las que se realizan con caballos o elefantes, pero con la ventaja de que estos bóvidos son más mansos, explica a Efe el general Boonthum Oris, comandante del campamento.
"El objetivo es que mejoren su concentración, ejerciten los músculos y pierdan el miedo a los animales", agrega Boonthum, quien comenzó este proyecto en 2010.
Entre 10 y 12 niños participan en cada tratamiento, que consta de 20 clases atendidas por soldados voluntarios, monitores y una enfermera o médico del hospital de Lopburi, que también colabora en esta iniciativa.
Durante unos 50 minutos, seis búfalos recorren las pruebas cabalgados por los niños autistas, quienes conforme avanzan los ejercicios se muestran más confiados y participativos.
También pierden el miedo por los búfalos de agua, llamados así por su preferencia a vivir en áreas pantanosas y su facilidad para mover los arados en los arrozales encharcados típicos de los países tropicales del Sudeste Asiático.
Tras el ejercicio, los menores realizan dibujos y rompecabezas con los soldados que, armados de paciencia, tratan de que finalicen sus tareas y permanezcan sentados durante la sesión.
"Al principio son más díscolos y le tienen miedo a los búfalos, pero con paciencia se tranquilizan y, con el contacto y los ejercicios, mejoran su capacidad de concentración y ejercitan los músculos", señala la enfermera Kwanrean Sutthisak.
"Intentamos también que coman por sí mismos y que hagan las tareas, si es posible. No todos los niños tienen el mismo nivel de autismo, algunos pueden incluso encontrar trabajo cuando crecen", explica la enfermera tailandesa.
De momento, el cuartel militar de Lopburi es el único que realiza terapias con búfalos para niños autistas, aunque hay otros centros que emplean elefantes.
EFE
Comparte esta noticia