La violencia y las adicciones constituyen problemas de gran impacto en las personas, las familias y las comunidades, pues alteran el normal desenvolvimiento y la posibilidad de desarrollarse plenamente.
La violencia y las adicciones constituyen problemas de gran impacto en las personas, las familias y las comunidades, pues alteran el normal desenvolvimiento y la posibilidad de desarrollarse plenamente. En su presentación participan múltiples factores que obligan a que las alternativas de solución sean articuladas desde diferentes sectores y con una mirada integradora.
Para entender los dos aspectos pasaremos a definir cada termino:
De acuerdo con Vilca y Gonzales (2013), la adicción es una dependencia psicológica que a su vez muestra síntomas conductuales, afectivos y de pensamiento, siendo caracterizado principalmente por la falta de control en su uso de algún elemento.
Por su parte, Yen (2013), para la mayoría de las personas el concepto de adicción incluye usar drogas, por ello las definiciones sobre adicción se centran en el abuso de sustancias. Sin embargo, autores como Griffiths (citado por Yen, 2013) encuentran una serie de conductas potencialmente adictivas, incluyendo muchos comportamientos dentro de ellos el abuso de las redes sociales, definidas como adicciones tecnológicas, no químicas que involucran la interacción hombre–máquina, dejando de lado muchas veces las relaciones interpersonales.
Según la OMS, la violencia es definida: como el uso intencional de la fuerza física, amenazas contra uno mismo, otra persona, un grupo o una comunidad que tiene como consecuencia o es muy probable que tenga como consecuencia un traumatismo, daños psicológicos, problemas de desarrollo o la muerte.
CIFRAS QUE ALERTAN
Según estudios realizados por el Instituto Nacional de Salud Mental, los diagnósticos psiquiátricos más frecuentes encontrados en Lima fueron la depresión, el trastorno de ansiedad generalizada (TAG) y el abuso/ dependencia al alcohol. En sierra y selva, lo más frecuente fue abuso, dependencia al alcohol, seguido de depresión y TAG.
El impacto que tienen la violencia y las adicciones es especialmente preocupante en los jóvenes. La primera encuesta nacional de la juventud peruana señaló que los principales problemas que afectan a los jóvenes son la delincuencia y el pandillaje (58,6%); la falta de oportunidad para acceder a un trabajo (43,2%) y el consumo excesivo de alcohol o drogas (39,5%). Al evaluar a jóvenes entre 15 y 29 años que estudiaron en un centro de educación superior, se encontró que los problemas sociales más frecuentes fueron: burla o descalificaciones entre compañeros por el aspecto o vestimenta (32,9%), violencia física entre alumnos (26,2%), problemas serios de disciplina (22,8%) y consumo de alcohol y drogas (20,8%).
De otro modo, El problema de la violencia social, las adicciones, el incremento de los trastornos psiquiátricos y las conductas poco saludables que provocan la epidemia de enfermedades no transmisibles, derivan de la ausencia de salud mental, la cual se expresa en los comportamientos de riesgo desde las etapas más tempranas hasta la senectud.
Para el abordaje de este problema complejo se requiere de un modelo integral, interdisciplinario, que posea una visión de Salud Pública y que ejerza acciones sobre sus múltiples factores culturales, sociales, psicológicos, biológicos, económicos y ecológicos. Solo así se estará en posibilidad de lograr los comportamientos saludables necesarios para avanzar en la solución de los graves problemas de salud, adicciones y de la violencia que padece nuestra sociedad.
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