En el caso de las mujeres la cifra aumenta en 1.5% más, lo cual se debería a que en esta población son más frecuentes los factores estresantes.
Entre el 25 y 35% de los peruanos adultos presentan síntomas de insomnio, lo que no les permite tener un sueño reparador y les origina al día siguiente fatiga, somnolencia, irritabilidad o problemas del ánimo, sostienen especialistas del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado - Hideyo Noguchi”, del Ministerio de Salud (Minsa).
Los expertos indicaron que todos estos problemas no sólo afectan la vida laboral de las personas sino también la vida familiar y social. En el caso de las mujeres la cifra aumenta en 1.5% más, lo cual se debería a que en esta población son más frecuentes los factores estresantes.
El insomnio es la dificultad para conciliar y/o mantener el sueño, es decir no poder iniciar el sueño y si se inicia no poder mantenerlo, lo cual significa que se despertarán más temprano de lo habitual.
Por ello recomendaron un adecuado control del horario de sueño, es decir, tener una hora fijada para acostarse, que no puede ser tan precisa, pero a la hora de levantarse si se debe tener una hora fija.
Asimismo, en necesario tener un espacio adecuado para dormir, por ejemplo que la cama represente el lugar donde dormir y no un sitio de peleas y discusiones; también se debe evitar en lo posible instalar aparatos electrónicos en los dormitorios.
Causas
Según los psiquiatras son múltiples las causas que originarían este problema, sin embargo sobresalen los problemas externos como las preocupaciones económicas, falta de empleo, dificultades sociales o peleas con los hijos.
También puede obedecer a los altos niveles de estrés o ansiedad, las cuales se deben tratar, por ejemplo, con medicamentos pero bajo supervisión médica.
Otro factor que favorece la aparición de este problema es que las personas se acuesten o coman muy tarde y que tengan aparatos electrónicos encendidos en sus dormitorios, lo cual altera la “calidad del sueño”.
A esto se suman algunas condiciones médicas que producen dolor como la artritis, problemas respiratorios o asmáticos y neurológicos, como el Parkinson, cefaleas y migrañas. También puede influir el consumo de sustancias adictivas, anfetaminas y alcohol.
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