Según investigadores de la Universidad de California en Berkeley (EE.UU.), el olor de las comidas afecta cuánto comemos y cómo quemamos las calorías de los alimentos.
Salud
Oler comidas
¿Alguna vez caíste rendido ante el aroma de una carne a la parrilla, de un pan recién salido del horno o de un pollo a la brasa? Investigadores de la Universidad de California en Berkeley, en Estados Unidos, encontraron que el olor de las comidas afecta cuánto comemos y cómo quemamos las calorías de los alimentos.
Según el estudio aplicado en ratones, si no se puede oler la comida, el cuerpo podría quemar las calorías en lugar de almacenarlas.
Encontraron una conexión entre el sistema olfativo y la activación de regiones del cerebro que regulan el metabolismo, principalmente del hipotálamo, que regula el hambre, el apetito y la saciedad por medio de hormonas.
Los científicos realizaron experimentos en roedores, algunos fueron manipulados genéticamente para reducir sus capacidades olfativas y los alimentaron con comidas ricas en grasa. Estos fueron comparados con otros normales que siguieron la misma dieta.
Luego de tres semanas, resultó que los ratones con capacidades olfativas reducidas incrementaron su peso solo en un 10 %, mientras que los otros doblaron su masa corporal y ganaron hasta un 100 % de peso.
Además, los ratones con un sentido del olfato potenciado, engordaron más que los normales, incluso comiendo la misma dieta alta en grasas.
Según Alberto Quintanilla, médico endocrinólogo de la Clínica Delgado, los olores agradables activan las glándulas salivales y eso induce a comer o a una ingesta emocional. "Las personas más ansiosas son las más vulnerables".
"Los sistemas sensoriales desempeñan un papel crucial en el metabolismo", anota Romyna La Rosa, endocrinóloga del Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN). Están involucrados los sabores, los olores y los colores, pero todo ello depende de que el cerebro lo registre y dé la orden de comer.
Comparte esta noticia