La enfermedad afectó a más de 30 mil peruanos hasta mediados del 2018. Produce una disminución considerable de la dopamina en el tronco encefálico del cerebro.
Cuando el Mal del Parkinson comienza a manifestar síntomas es porque dejó de estar en su estado inicial hace mucho tiempo. Esta condición lo convierte en una enfermedad degenerativa, progresiva y silenciosa del sistema nervioso. Hasta el momento no se ha encontrado una causa de este mal, pero se sabe que origina la pérdida de las células responsables del movimiento, las células dopaminérgicas.
La enfermedad ocasiona la disminución considerable de estas células asociadas a la dopamina, hormona conocida como de la felicidad o el placer. Sin esta hormona, las células no pueden ordenar los mensajes necesarios hacia los músculos y controlarlos se vuelve una tarea difícil.
El neurocirujano funcional Camilo Contreras, quien labora en el Hospital Nacional Guillermo Almenara y en la Clínica San Felipe, afirma que cuando el Mal del Parkinson ha desaparecido menos del 80% de esas células dopaminérgicas todavía hay dopamina suficiente para que la persona no tenga ningún síntoma. Cuando hay una pérdida de más del 80% empieza el paciente a sentir los primeros síntomas de la enfermedad.
El mal del Parkinson es la segunda enfermedad neurológica que más afecta a los peruanos, después del Alzheimer, según información actualizada a mediados del 2018 del Ministerio de Salud. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Parkinson afecta a 7 millones de habitantes, con casi 470 mil casos nuevos al año.
Los tratamientos solo mejoran calidad de vida
De acuerdo con el neurocirujano Camilo Contreras hasta 1970 no existían medicamentos efectivos frente al Mal del Parkinson. Solo se realizaban operaciones quirúrgicas rústicas. Aún en el siglo XXI no existe la cura, sin embargo, existen tomografías y otros tratamientos para reducir considerablemente sus efectos en el sistema motriz del ser humano.
Uno de esos tratamientos es llamado como la Estimulación Cerebral Profunda, el cual consiste en la colocación de un dispositivo especial en el cerebro del paciente. Este aparato minúsculo permite disminuir los efectos que causa el Parkinson como el temblor, la rigidez, la lentitud de movimiento y la dificultad para caminar.
“Es una terapia quirúrgica de neuromodulación, que se parece a un marcapasos cardíaco. Trabaja con electrodos debajo de la piel. Es como un chip que está implantado en el cerebro y que es capaz de reducir entre 40% a 95% los síntomas del Parkinson”, precisó Camilo Contreras.
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