Varones con actitudes tóxicas hacia las mujeres tampoco buscan ayuda profesional para superar sus problemas.
Además de ser injusto y perjudicial para la sociedad, los hombres sexistas sufren de un problema adicional: enfermedades mentales. Así lo demuestra un estudio publicado en la revista Counseling Psychology. El meta análisis evaluó 78 investigaciones previas que involucraron en total a más de 19 mil participantes.
Se encontró que los hombres que valoraban la promiscuidad, eran autosuficientes y consideraban tener poder sobre las mujeres tenían una mayor tendencia a padecer depresión y usar drogas. Además, los sujetos de estudio mostraron rechazo a buscar ayuda psicológica para superar estas condiciones.
Estas tres características sexistas formaron parte de las once normas de masculinidad hegemónica evaluadas. También se consideró el deseo a ganar, la necesidad del control emocional, tomar riesgos, ser violentos y dominantes. Asimismo, fue evaluado cuán usual era la homofobia, la búsqueda del estatus y la priorización del trabajo propio sobre el de sus parejas.
Hacerse daño a uno mismo
“Las normas masculinas de promiscuidad y poder sobre las mujeres son las más asociadas con las actitudes sexistas. La íntima relación entre la aceptación de estas normas y la pobre salud mental sostiene la idea de que el sexismo no es solo una injusticia social, sino también socava la salud mental de aquellos que se adhieren a estas actitudes”, explicó Joel Wong, PhD de la Universidad de Indiana y autor principal del estudio.
Lo más preocupante, añade Wong, es que aquellos hombres que defienden más fervientemente estas ideas son los menos propensos a buscar apoyo psicológico.
Dos normas de masculinidad arrojaron resultados ambiguos: tomar riesgos y priorizar el trabajo propio sobre el de la pareja.
Tomar riesgos fue asociado tanto con condiciones mentales negativas como positivas, lo cual sugiere que adoptar una actitud que busque riesgos tiene consecuencias psicológicas tanto buenas como malas. Por otro lado, priorizar el trabajo no fue asociado significativamente con resultados psicológicos negativos. “De repente esto refleja la complejidad del trabajo y su implicación en el bienestar. Una atención excesiva en el trabajo puede ser perjudicial para la salud y las relaciones interpersonales, pero el trabajo también es una fuente de significado para muchas personas”, finaliza el investigador.
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