Uno de los autores de la investigación dijo a la prensa que el hallazgo de este gen puede abrir la puerta a nuevos tratamientos.
Científicos estadounidenses descubrieron un gen que intervendría en el desarrollo de la diabetes. Dicho hallazgo podrá permitir monitorear a los recién nacidos con antecedentes familiares para predecir si acarrean el riesgo de contraer esta enfermedad.
Los estudiosos consideran que el mismo gen podría diseñar tratamientos más efectivos a la hora de prevenir y aliviar este mal, según publica el portal de noticias (neomundo.com).
Usando tecnología de imágenes de ultrasonido en tres dimensiones y en tiempo real, los médicos tienen la posibilidad de guiar una aguja con anestesia hacia nervios individuales ubicados por debajo de la piel.
Al adormecer el nervio periférico impiden que la información de lo que está pasando en el lugar de la operación llegue al cerebro, evitando de esta manera que la persona experimente una fuerte sensación de dolor.
La diabetes afecta a 180 millones de personas en todo el mundo, una cantidad que crecerá a 300 millones en el 2020. La variante tipo I es autoinmune, es decir que el cuerpo mismo destruye las células beta del páncreas que son las encargadas de generar insulina.
Ante la ausencia de esta hormona, las personas deben frecuentemente inyectarse dosis extras para mantener el nivel de azúcar en sangre dentro de los parámetros normales.
Los investigadores del Hospital de Niños de Filadelfia y la Universidad de McGill, en Montreal (Canadá), confirmaron el rol de cuatros genes en la diabetes tipo I y descubrieron el papel clave que juega el KIAA0350, ubicado en el cromosoma 16.
Todavía no se conoce su función exacta pero se cree que es el más importante en la predisposición a desarrollar esta afección.
Constantin Polychronakos, uno de los autores de la investigación, dijo que el descubrimiento abre la puerta a nuevos tratamientos e intervenir más tempranamente con drogas o terapias celulares que prevengan el desarrollo de la enfermedad.
Los estudiosos consideran que el mismo gen podría diseñar tratamientos más efectivos a la hora de prevenir y aliviar este mal, según publica el portal de noticias (neomundo.com).
Usando tecnología de imágenes de ultrasonido en tres dimensiones y en tiempo real, los médicos tienen la posibilidad de guiar una aguja con anestesia hacia nervios individuales ubicados por debajo de la piel.
Al adormecer el nervio periférico impiden que la información de lo que está pasando en el lugar de la operación llegue al cerebro, evitando de esta manera que la persona experimente una fuerte sensación de dolor.
La diabetes afecta a 180 millones de personas en todo el mundo, una cantidad que crecerá a 300 millones en el 2020. La variante tipo I es autoinmune, es decir que el cuerpo mismo destruye las células beta del páncreas que son las encargadas de generar insulina.
Ante la ausencia de esta hormona, las personas deben frecuentemente inyectarse dosis extras para mantener el nivel de azúcar en sangre dentro de los parámetros normales.
Los investigadores del Hospital de Niños de Filadelfia y la Universidad de McGill, en Montreal (Canadá), confirmaron el rol de cuatros genes en la diabetes tipo I y descubrieron el papel clave que juega el KIAA0350, ubicado en el cromosoma 16.
Todavía no se conoce su función exacta pero se cree que es el más importante en la predisposición a desarrollar esta afección.
Constantin Polychronakos, uno de los autores de la investigación, dijo que el descubrimiento abre la puerta a nuevos tratamientos e intervenir más tempranamente con drogas o terapias celulares que prevengan el desarrollo de la enfermedad.
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