La investigación revela que las infecciones virales respiratorias como la COVID-19 pueden reactivar células cancerosas dormidas y aumentar el riesgo de metástasis.
Una investigación reciente ha descubierto que las infecciones por virus respiratorios comunes, como la influenza (gripe) y el SARS-CoV-2 (el virus de la COVID-19), podrían activar células cancerosas que se encontraban inactivas en el organismo.
El hallazgo, publicado en la revista científica Nature, ha generado gran interés entre la comunidad científica. El doctor Elmer Huerta, asesor médico de RPP, explicó la posible relación entre estas infecciones y la reactivación de células cancerosas.
Impacto en la metástasis
El estudio ofrece nuevos conocimientos sobre la metástasis, un fenómeno temido por los oncólogos. La metástasis se refiere a la propagación del cáncer a otras partes del cuerpo, incluso después de que un paciente ha sido declarado libre de la enfermedad.
¿Cómo ocurre este ‘despertar’? Según el estudio, durante las infecciones virales respiratorias el cuerpo produce una proteína inflamatoria llamada interleucina-6 (IL-6), que podría despertar a células cancerosas dormidas y provocar metástasis.
Antes, se creía que la metástasis era un proceso que ocurría con el tiempo, comenzando con un tumor primario que luego se diseminaba. Sin embargo, este estudio sugiere que las células cancerosas pueden estar presentes desde etapas tempranas del cáncer, esperando ser activadas por ciertos factores, como una infección respiratoria.
Evidencia en ratones y humanos
La investigación fue realizada en modelos animales y en datos humanos. En análisis de supervivientes de cáncer en Inglaterra y Estados Unidos, se observó que la infección por SARS-CoV-2 incrementó el riesgo de mortalidad relacionada con el cáncer y de metástasis pulmonar en comparación con los sobrevivientes no infectados.
Este riesgo fue más pronunciado en los meses posteriores a la infección. En el cáncer de mama, mujeres con un diagnóstico de la COVID-19 después de su diagnóstico inicial de cáncer mostraron un riesgo 1.44 veces mayor de progresión a metástasis pulmonar.
Más preguntas que respuestas. Una de las consideraciones es si las personas que han tenido cáncer deberían tomar precauciones adicionales para evitar infecciones respiratorias, especialmente durante el invierno. Aunque no hay directrices claras al respecto, el sentido común sugiere que estas medidas podrían ser beneficiosas.
El Dr. Huerta finalizó su intervención mencionando que este campo de investigación está en pleno desarrollo y que aún queda mucho por aprender sobre los mecanismos que despiertan las células cancerosas dormidas. Además, se abre la posibilidad de explorar cómo otros factores, como el estrés, podrían influir en este proceso.
Estos descubrimientos resaltan la urgencia de desarrollar nuevas estrategias para minimizar el riesgo de reactivación de las células cancerosas latentes en los millones de sobrevivientes de cáncer que experimentan infecciones virales respiratorias.
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