Esto conduce a un proceso denominado la "poda sináptica", el cual reduce el grosor de la corteza cerebral y hace que el procesamiento de la información sea mucho más eficiente.
Una investigación de la Universidad de Pennsylvania (EE UU), demostró que los libros y juguetes educativos no sólo entretienen a los niños, sino que además influyen en el crecimiento de su cerebro.
Para llegar a esta conclusión, los investigadores hicieron un seguimiento a 64 niños desde su nacimiento hasta la adolescencia; en ese periodo los pequeños participantes recibían estímulos de sus padres y dedicaban la mayor parte de su tiempo a leer libros e interactuar con los juguetes educativos; todo fue cuantificado por los científicos.
Diez años después, se obtuvieron imágenes del cerebro de los participantes y encontraron que el nivel de estimulación mental recibido por los niños a los 4 años se relacionaba con el grosor de dos regiones de la corteza cerebral en la adolescencia, y que esta era más delgada en los participantes con más estímulos.
Esto conduce a un proceso denominado la "poda sináptica", que es muy dependiente de la experiencia. La poda sináptica reduce el grosor de la corteza cerebral y hace que el procesamiento de la información sea mucho más eficiente.
"Hemos comprobado que los cuidados de los padres influyen en la estructura del cerebro", explicó Martha Farah, una de las autoras del trabajo. "No creo que los resultados sean una casualidad, sino que parece que la estimulación cognitiva a edades tempranas conduce a cambios en el grosor de la corteza cerebral".
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