La uta puede dejar heridas profundas que dejan cicatrices de por vida, y en sus formas más graves puede ser mortal.
La uta o la también llamada leishmaniasis es una enfermedad causada por un protozoo parásito del género Leishmania, que cuenta con más de 20 especies diferentes.
Se transmite a los humanos por la picadura de flebótomos (insectos que se alimentan de sangre) hembra infectados. Las especies del género Lutzomyia son responsables del contagio, y en Perú también se las conoce como jején.
El doctor Elmer Huerta, especialista en salud pública, aclaró que el parásito puede vivir en animales de sangre caliente como perros o roedores, pero no en aquellos de sangre fría como las culebras o serpientes.
Formas de leishmaniasis
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Biblioteca Nacional de Medicina de los EE.UU. son:
1. La leishmaniasis cutánea. Es la forma más frecuente y produce lesiones cutáneas en las zonas expuestas del cuerpo. En algunas personas, se pueden desarrollar llagas en las membranas mucosas.
"El mosco pica y en el lugar de la picadura sale en unas 2 semanas, un mes o mes y medio, una úlcera que se agranda y deja una herida profunda que se puede curar, pero deja cicatriz profunda (de por vida). Generalmente aparece en el rostro o extremidades", explicó el médico en Hablemos de Salud de RPP Noticias.
2. Leishmaniasis mucocutánea. Conduce a la destrucción parcial o completa de las membranas mucosas de la nariz, la boca y la garganta. Aproximadamente un 90 % de los casos de leishmaniasis mucocutánea se producen en el Brasil, Bolivia y el Perú, según la OMS.
3. Leishmaniasis visceral (también conocida como kala azar). Es mortal si no se trata. Se caracteriza por episodios irregulares de fiebre, pérdida de peso, hepatoesplenomegalia (inflamación del hígado) y anemia. Es altamente endémica en el subcontinente indio y África oriental. Se estima que cada año se producen en el mundo entre 200 000 y 400 000 nuevos casos de leishmaniasis visceral, más del 90% de ellos en seis países: Bangladesh, Brasil, Etiopía, India, Sudán y Sudán del Sur.
Factores de riesgo
La enfermedad, que afecta a las poblaciones más pobres del planeta, está asociada a la malnutrición, los desplazamientos de población, las malas condiciones de vivienda, la debilidad del sistema inmunitario y la falta de recursos.
La leishmaniasis también está vinculada a los cambios ambientales, como la deforestación, la construcción de presas, los sistemas de riego y la urbanización.
Síntomas
Dependiendo de si las lesiones se encuentran en la piel o mucosa, los pueden incluir:
- Dificultad para respirar.
- Llagas en la piel que pueden convertirse en una úlcera cutánea que sana muy lentamente.
- Congestión, goteo y hemorragia nasal.
- Dificultad para deglutir.
- Úlceras y desgaste (erosión) en la boca, la lengua, las encías, los labios, la nariz y el tabique nasal.
En los niños, la infección visceral sistémica empieza generalmente de una manera súbita con tos, diarrea, fiebre y vómitos.
Los adultos por lo general presentan una fiebre que dura de 2 semanas a 2 meses, acompañada de síntomas como fatiga, debilidad e inapetencia. La debilidad aumenta a medida que la enfermedad empeora.
Prevención
Como medida preventiva, el doctor Huerta recomienda el uso de repelentes y mosquiteros durante la noche.
Asimismo, la OMS subraya que el diagnóstico temprano y la gestión eficaz de los casos reducen la prevalencia de la enfermedad y previenen la discapacidad y la muerte. "Actualmente existen medicamentos muy eficaces y seguros contra la leishmaniasis, especialmente contra la leishmaniasis visceral, y cada vez hay un mejor acceso a ellos", apunta el entidad sanitaria mundial.
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