Se trata de un tipo de células del sistema inmunitario de los mamíferos presentes en las mucosas y decisivas en el inicio de la respuesta inmune, conocidas como dendríticas.
Científicos lograron bloquear la entrada del VIH y del virus ébola en un tipo de células del sistema inmunitario.
El trabajo fue realizado por investigadores del Laboratorio de Microbiología Molecular del Instituto de Investigación del Hospital 12 de Octubre i+12 de la Comunidad de Madrid, en colaboración con el Centro Superior de Investigaciones Científicas de Sevilla y la Universidad de Oxford.
Se trata de un tipo de células del sistema inmunitario de los mamíferos presentes en las mucosas y decisivas en el inicio de la respuesta inmune, conocidas como dendríticas.
El estudio publicado en Nature Communications, utilizó la nanotecnología para impedir que ambos virus interaccionen con estas células, informa abc.es.
Para ello, se ha utilizado en laboratorio la estructura proteínica de un virus inofensivo capaz de infectar bacterias (bacteriófago), modificado en su capa exterior con los mismos azúcares que están presentes también en la superficie del VIH y Ébola.
El VIH y el virus Ébola tienen aspectos comunes. Utilizan un receptor, el DC-SIGN, para la entrada en este tipo de células. Este receptor es habitualmente un mecanismo de defensa del organismo, pero ambos virus pueden alterar su funcionamiento habitual y utilizarlo para entrar en las células, infectarlas y después diseminarse por todo el organismo, explica Rafael Delgado, del Hospital 12 de Octubre.
De ahí la importancia del estudio, ya que usando estos azúcares en un número muy elevado (multiplicados mediante nanotecnología y vehiculizados en otro virus), se impide la entrada del VIH y Ébola en las células dendríticas. Estos azúcares son los que interactúan con el receptor celular y por primera vez se ha demostrado que pueden impedir la infección.
El proyecto sobre el que los investigadores llevan trabajando diez años, se encuentra en la primera fase y en la actualidad se están haciendo las gestiones para entrar en el paso siguiente, que permitirá trabajar con pequeños animales. Por ello, la aplicación de esta práctica puede tardar entre cinco y diez años, calculan los expertos.
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