Nuevo estudio señala que debido a la mala calidad de los servicios integrales de salud mueren en el mundo hasta 8.4 millones de personas y ocasiona la pérdida de hasta 1.6 billones de dólares.
Una nueva investigación publicada en la revista científica de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos informa sobre el gran daño que produce la mala calidad de los servicios integrales de salud, como el Seguro Integral de Salud (SIS) en el caso peruano, en la población y economía mundial.
El estudio, titulado “Cruzando el abismo de calidad global”, afirma que no basta tener acceso universal de la población mundial al servicio integral de salud. "No solo se están pidiendo que sean universales, sino de calidad", informa el Consejero Médico de RPP Noticias, Elmer Huerta en el programa La Rotativa del Aire.
Las cifras que revela la investigación sobre los impactos de la calidad mediocre en los servicios integrales de salud en la población y la economía mundial son alarmantes. Cada año, entre el 10% al 15% del total de las muertes en el planeta son causadas por la mala calidad de los servicios de salud.
Dicho porcentaje quiere decir que entre 5.7 a 8.4 millones de personas mueren por los servicios integrales de salud de mala calidad, una cantidad de personas mayor a la población que muere por VIH, por malaria y por tuberculosis combinados.
“¿De qué vale si tengo acceso al seguro social si cuando llegas no hay doctores; de qué vale si no hay medicinas? Muchos países están dando acceso universal y más y más gente está accediendo a los servicios de salud, pero la calidad está disminuyendo”, cuestiona Huerta.
La mala calidad de los servicios integrales de salud no solo tiene un impacto en la vida de las personas, sino en la economía de los países que equivale, solo en productividad, entre 1.4 y 1.6 billones de dólares americanos, según el estudio.
Entre las soluciones que brinda la investigación para que el problema de la mala calidad de los servicios integrales de salud se acabe es que los ministerios de salud deben ser transparentes en los servicios que otorgan; deben tener responsabilidad y rendir cuentas a la sociedad; además, los ministerios de salud deben hacer todo lo posible para mejorar los servicios.
Además, la investigación precisa que si lo que se quiere es mejorar la calidad de los servicios integrales de salud deben tomar en cuenta seis dimensiones: deben ser seguros y no dañar al paciente; deben ser eficaces y basarse en evidencias científicas; tratar con respeto a la ciudadanía; de fácil accesibilidad con un servicio puntual y asequible; deben ser eficientes y evitar la corrupción; por último, exige la equidad, es decir, que los servicios sean iguales para todos.
“El objetivo no solamente debe ser la cobertura universal de salud, sino la mejora en la calidad de servicios”, sostiene Elmer Huerta.
Comparte esta noticia