Según el estudio, lo que más aumenta la presión es la angustia que producen tareas como limpiar, cocinar y comprar.
Una investigación de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh revela que las tareas que se realizan en casa y no las que se realizan en el trabajo, aumentan notoriamente la presión sanguínea.
Los investigadores se basaron en lo reportado por 113 trabajadores de jornada completa, que dieron cuenta del número de horas que trabajaban y el nivel de responsabilidad que sentían hacia sus obligaciones en la casa.
Durante tres semanas se sometieron a chequeos de presión sanguínea y durante todo un día cargaron con un monitor que registró todas sus alzas y bajas, para detectar si existía un cambio entre el trabajo y la casa.
Limpiar, cocinar y comprar son las tareas que más aumentan la presión. Luego viene la mantención y reparación del auto, pagar las cuentas y ajustarse al presupuesto de cada mes.
Aunque cientos de estudios han explorado el link entre el trabajo, el estrés y las enfermedades cardiovasculares, poco se ha investigado sobre los aspectos negativos de asumir la responsabilidad doméstica.
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