El calor veraniego ocasiona una deshidratación que eleva el nivel de glucosa en sangre. La vida saludable y la revisión médica constante son necesarias para que no existan complicaciones.
La alta temperatura del clima cuando es verano afecta de manera perniciosa a los diabéticos. El calor estrepitoso que se siente tiene un especial efecto en la sangre. Origina una deshidratación que altera los volúmenes de glucosa en el paciente. Los incrementa a niveles muy altos.
Este incremento de la glucosa perjudica particularmente a grupos humanos vulnerables como los adultos mayores, los niños, enfermos renales y con alguna complicación cardiovascular.
Los daños del verano en personas diabéticas se presentan por los golpes de calor que originan cansancio, dolor de cabeza, náuseas, mareos, inestabilidad y sequedad de la piel.
“Los síntomas que presentan a partir del golpe de calor son similares a los que sufren cuando tienen una descompensación por diabetes como la hipoglucemia e hiper glucemia”, explicó para RPP Noticias, Frank Espinoza, médico especialista en Nutrición y Diabetes.
¿Cómo prevenir estos efectos del calor?
Frank Espinoza afirma que las extremidades menores de una persona diabética también pueden presentar lesiones si se les mantiene sin calzados protectores o descalzos. Por eso el experto recomienda que el paciente constantemente se revise los pies, use bloqueador y calzado adecuado.
La ingesta de dos litros a más de agua y evitar las bebidas azucaradas y alcohólicas son parte de la prevención para evitar la deshidratación por los golpes de calor. Si a esto sumamos una alimentación variada, moderada y actividad física, el paciente se encuentra protegido de las complicaciones por el verano.
“La alimentación debe ser fraccionada y adecuada. No se deben hacer ayunos prolongados y no saltarse las horas de las comidas. Se debe hacer actividad física por 40 minutos o más por día, pero evitar ejercitarse las horas de mayor temperatura como el mediodía”, advierte el especialista.
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