Los gobiernos necesitan redefinir cómo y cuándo intervenir en el desarrollo de la primera infancia, poniendo el énfasis en más programas que mejoren la calidad de las interacciones entre adultos, padres, maestros y personal.
De acuerdo a una investigación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), titulado: “El Bienestar Infantil y el Papel de las Políticas Públicas”, se afirma que durante el desarrollo infantil, la violencia en niños y niñas (maltrato físico, emocional y psicológico), conlleva a daños duraderos; entre ellos: elevadas tasas de problemas de salud mental y agresividad en la adolescencia y la edad adulta.
Así mismo, señala que los niños que han recibido castigos físicos tienen peores resultados de aprendizaje más tarde, una mayor incidencia de problemas de salud mental y más probabilidades de verse envueltos en actividades delictivas en la adolescencia y en la edad adulta.
La misma publicación asegura que los castigos corporales severos constituyen un fenómeno generalizado en la región. En cuatro países (Belice, Bolivia, Jamaica y Santa Lucía), la incidencia de castigos corporales severos es del 40% o más. En otros cuatro (Colombia, Perú, Suriname, y Trinidad y Tobago) se acerca al 30% o lo supera.
El libro fue editado por Samuel Berlinski y Norbert Schady del Banco Interamericano de Desarrollo - BID y puedes descargarlo en https://publications.iadb.org/bitstream/handle/11319/7259/Los_primeros_a%C3%B1os_El_bienestar_infantil_y_el_papel_de_las_pol%C3%ADticas_p%C3%BAblicas.pdf?sequence=1
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