Experto dijo que cuando un hijo gay o lesbiana está feliz y seguro de su orientación sexual, "no hay pastilla ni terapia que revierta esa situación".
Los padres de familia deben brindar todo su apoyo, cariño y protección cuando un hijo o hija le confiesa su homosexualidad, aseveró el psicoterapeuta Manuel Saravia, del Instituto Guestalt de Lima, a propósito de la Marcha del Orgullo Gay en Lima.
No es una enfermedad. El especialista dijo que la homosexualidad no es un trastorno o enfermedad ni tampoco una opción, sino un estilo de vida que hay que respetar si es que la persona, hombre o mujer, está seguro de ello y es feliz así.
Miedo al rechazo. "Muchas veces los gays o lesbianas viven con el miedo al rechazo, a ser descalificados, a sentir la burla, la agresión y eso puede ocurrir en la calle, en el centro de trabajo, en el lugar de estudios o en la misma familia. Todo ello hace que su homosexualidad se mantenga oculta. Por eso, confesarlo es un acto de liberación", subrayó en diálogo con Andina.
‘Simplemente es’. Saravia indicó que, pese a que va creciendo la tolerancia en el mundo en relación a 20 o 30 años atrás, aún hoy no es fácil para una persona confesar su homosexualidad; sin embargo, añadió, lo más importante es el ser humano. "Lo primero que un padre o una madre tendría que responder ante una confesión es: 'antes de ser gay o lesbiana, eres mi hijo o hija, te quiero mucho y estamos juntos en esto. Lo que te pasa no es bueno ni malo, simplemente es'".
Caso Orlando. Lamentó que existan sectores conservadores y peor aún gente radical que ataca a homosexuales, como ocurrió en Orlando (Estados Unidos), donde un estadounidense de origen afgano abrió fuego en una sala de fiestas gay y mató a 50 personas, mientras que otras 53 resultaron heridas.
Familia tradicional. Consultado sobre los padres de familia que no aceptan la homosexualidad de sus hijos y que incluso los llevan a un médico con la esperanza de que les den alguna medicina o un tratamiento para cambiar su orientación sexual, Saravia mencionó que esto puede ocurrir en una familia muy tradicional. "Cuando hay una confesión de esta naturaleza, los padres lo viven como un duelo y eso también los hijos deben entender. No será una buena noticia para una familia tradicional, tiene que manejarse con tolerancia. El hijo no debe esperar que papa o mamá o cierto sector de la familia reciba de buena manera la noticia".
Frustrar felicidad. Insistió en que cuando un hijo gay o lesbiana está feliz y seguro de su orientación sexual, sin confusiones de por medio, "no hay pastilla ni terapia que revierta esa situación y más bien buscar lo contrario, sería frustrar su felicidad".
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