Según UNICEF, los jóvenes de entre 15 y 24 años son el grupo más conectado a Internet en el mundo. ¿Sabes qué tipo de contenido comparten tus hijos en redes? ¿Cuáles son los nuevos peligros de Internet?
Si bien la tecnología pone a nuestra disposición miles de recursos y oportunidades, a su vez, presenta nuevos tipos de amenazas para las que debemos estar preparados. Para la psicóloga del Instituto de Psicología de Lima, Stephanie Elbers, los problemas son similares a los que existían antes, la diferencia es que ahora, a través de los medios tecnológicos, la información se masifica, se potencia el grado de exposición y los problemas son más difíciles de parar.
El cibercrimen, tal como lo dice su nombre, se refiere a crímenes que se dan en línea a través de redes sociales, páginas web, correos electrónicos, entre otros. El campo de amenazas es amplio e incluye desde robo de información personal y tarjetas de crédito hasta casos de acoso, pornografía y abusos.
El acoso cibernético
Conocido como ciberbullying, es el acoso y amenaza de un niño o adolescente a otro mediante el uso de celulares, computadoras o tabletas. Es la versión virtual del bullying físico (o acoso escolar) y generalmente se da como resultado de este.
Esta forma de acoso entre pares se presenta de diversas maneras, desde insultos, burlas y amenazas por el físico, la vestimenta o los gustos personales hasta la publicación de imágenes y videos personales de los afectados.
Las redes sociales como Facebook, Instagram y Twitter sirven como medio perfecto para publicar imágenes y/o videos comprometedores de la víctima y dejar comentarios ofensivos o amenazadores. Según un estudio de CEDRO de 2016, más del 40% de adolescentes indica que nunca dieron autorización a sus amigos para subir fotos personales. Una cifra preocupante.
Para Jorge Arnao, investigador de CEDRO, el smartphone cumple un rol importante en este problema pues permite fotografiar a los compañeros en momentos vergonzosos o incómodos, responder en tiempo real y unirse a los ataques masivos virtuales.
Cuando la pedofilia acecha
Pedro tiene 10 años y estuvo hablando por Facebook con Claudia (“una niña de su edad”) durante tres meses. Luego de este tiempo “la niña” empezó a enviarle y pedirle imágenes sexuales y el tono de su comunicación, que solía ser amable, cambió por una más violenta.
Afortunadamente Pedro pudo contarles a sus padres sobre este hecho y luego de hacer investigaciones descubrieron que “Claudia” era un hombre de 35 años que se dedicaba a la pornografía infantil. Luego de esto hicieron la denuncia respectiva en la PNP.
Casos como este se dan con frecuencia. El grooming es el acoso sexual de adultos a menores de edad a través de redes sociales. Según David Silva, miembro del departamento de protección infantil de la PNP, este tipo de acoso puede tener dos objetivos: pornografía infantil o abuso sexual.
Los sujetos actúan usando falsos perfiles, se hacen pasar por niños y jóvenes y ganan la confianza de sus víctimas. De hecho, en 2017 Facebook registraba un aproximado de 60 millones de cuentas falsas, un terreno fácil para cometer delitos.
Hablar todo el día con otra persona y captar su atención puede ser una ilusión peligrosa. Hernán Navarro, director de Grooming Argentina, indica que “los chicos no perciben otra vida que no sea esa. Las redes son todo para ellos”. Por esta razón, es común encontrar víctimas de grooming que llegan a crear vínculos emocionales con el atacante.
Esta confianza que se genera es una estrategia de los atacantes para manipular a su víctima y convencerla de enviar fotos y videos comprometedores. Una vez que lo hacen, son extorsionados y amenazados con mostrar el contenido a sus padres o exponerlo de manera pública.
Contenido sexual en las redes
Esta amenaza es conocida como sexting y consiste en el envío de contenidos sexuales como fotos o videos a través de los teléfonos celulares o laptops. La palabra se desprende de los términos “sex” (sexo) y “texting” (envío de mensajes de texto).
Según un estudio de Microsoft, el sexting entre personas que no se conocen afecta al 3% de la población mundial y en Facebook se producen más de 54 mil casos mensuales. Cabe destacar que el contenido sexual es producido por la misma persona que la envía, exponiendo así su privacidad a riesgos como la distribución masiva de sus fotos o videos.
Este peligro generalmente tiene como finalidad la extorsión a cambio de dinero y son muy pocas personas quienes denuncian. Muchas veces se junta con casos de catfish, el cual consiste en robar identidades para hacerse pasar por alguien más en redes sociales y establecer “relaciones amorosas” engañando a niños, jóvenes y adultos con el fin de robar información u obtener material ilícito personal.
¿Cómo prevenir estas situaciones?
Tal como menciona UNICEF, ningún niño está a salvo del riesgo en línea y están expuestos a la posibilidad de sufrir daños como resultado de las tecnologías de internet. Las nuevas herramientas hacen más fácil para los acosadores y delincuentes atacar a los más vulnerables.
Las consecuencias que tienen estos peligros en los niños son diversas, desde depresión infantil, baja autoestima, desconfianza o problemas de sueño hasta desórdenes alimenticios e intentos de suicidio.
Uno de los problemas es que los niños reciben dispositivos electrónicos cada vez a más temprana edad y suelen usarlos sin regulación alguna por parte de los padres. Aunque no podemos alejarlos del mundo tecnológico actual sí se debe incentivar a que tengan otras actividades al aire libre para balancear su crecimiento y evitar adicciones.
Según la psicóloga Stephanie Elbers, es recomendable que el niño juegue al aire libre para desarrollar el cerebro. Agrega que el área prefrontal del cerebro, que es la que se encarga de la toma de decisiones, se desarrolla hasta los 25 años, por eso el niño o adolescente debe socializar y buscar otras actividades para no estar todo el día pegado a un celular o tablet.
El Dr. Rolando Pomalima, del Instituto de Salud Mental Honorio Delgado, indica que tampoco se debe prohibir o quitar de forma brusca el uso de dispositivos o el acceso a Internet, pues podrían desarrollar una adicción mayor o reaccionar de forma brusca y atacar a los padres. Lo recomendable es hablar con ellos y decirles que el uso se irá regulando, así como incentivarlos a realizar actividades familiares.
Ya que el riesgo es una realidad lo que podemos hacer es educar y advertir a nuestros hijos para que sepan identificar situaciones de riesgo y aprendan a solicitar ayuda cuando la necesiten.
Algunos consejos adicionales para evitar las amenazas en redes son:
- No publicar fotos personales ni información privada en sitios públicos.
- Utilizar perfiles privados en redes sociales.
- No aceptar a personas desconocidas en redes sociales.
- Utilizar contraseñas privadas y complejas.
- Proteger la computadora con aplicaciones especializadas.
- Generar confianza y espacios de diálogo con los hijos para que comuniquen cuando tienen un problema o se sienten vulnerables.
- Hablar y explicarles los peligros de las redes y en qué consiste cada uno.
- Es importante que los padres tengan conocimiento de lo que hacen los hijos después del colegio y en su tiempo libre.
- Establecer reglas para el uso del internet en el hogar es clave para evitar adicciones. Por ejemplo, cuando todos se sientan en la mesa, los teléfonos deberían dejarse a un lado.
- Asegurarse de que los menores respeten los límites de edad en los sitios web y redes. Facebook, por ejemplo, requiere que los usuarios tengan una edad mínima de 13 años para crear una cuenta.
- Incentivar a que el niño juegue más al aire libre, tenga actividades presenciales y haga deporte para motivar a que su cerebro se desarrolle mejor.
Internet y las redes sociales ofrecen cosas tanto buenas como malas para nuestros hijos, todo depende del uso que le demos. No debemos confiar en todo lo que encontramos online, ya sea información o personas. Recuerda que si tú o tu hijo son víctimas de alguno de estos casos deben denunciar el hecho ante la División de Investigación de Delitos de Alta Tecnología (DIVINDAT).
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