El 74% de la población considera que el Perú es una sociedad machista. Esta forma de sexismo caracterizada por la prevalencia del varón es la principal causa de violencia de género y ya va cobrando 5 vidas en lo que va del 2019.
Datos de la OMS indican que 1 de cada 3 mujeres en el mundo ha sufrido violencia física y/o sexual en algún momento de su vida. En el Perú, tan solo en los 9 primeros días del 2019 se registraron 5 feminicidios, una cifra sumamente preocupante. En este contexto surge una pregunta que nadie parece poder responder: ¿por qué tantas mujeres sufren violencia de género cada día en el país?
Una de las principales causas es el machismo, un problema social que se basa en la relación desigual entre hombres y mujeres. Para el psiquiatra Yuri Cutipé, las personas que cometen estos actos violentos no necesariamente tienen una enfermedad mental, sino que el contexto cultural y los valores aprendidos tienen mucho que ver.
¿Qué es el machismo y qué tiene que ver con la violencia?
De acuerdo con una encuesta de 2016 de Datum Internacional, el 74% de la población considera que el Perú es una sociedad machista, una cifra que probablemente sería mayor en la actualidad.
¿Qué significa realmente este término? La RAE define el machismo como una “forma de sexismo caracterizada por la prevalencia del varón” y también la califica como la “actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres”. Así, se trata de un prejuicio social que generalmente se aprende en el hogar, donde se asumen como naturales ciertas ideas y actitudes que denigran a la mujer y que se ven reflejadas en la forma de actuar de los padres y en su trato con sus hijos e hijas.
El machismo aparece porque históricamente se le ha dado más valor al hombre que a la mujer, constituyéndose una dominación masculina sobre una sumisión femenina. Este imaginario de género relega el papel de la mujer y la coloca en escenarios inferiores en comparación con los hombres.
Aunque parte de una forma de pensar, se hace evidente y se traduce en formas de violencia diaria a través de maltrato y abuso sea en forma física o verbal. Así, el machismo se encuentra en muchas formas, desde las palabras y frases cotidianas y sutiles (micromachismos) hasta los insultos, los golpes y casos de feminicidio en su forma más extrema.
Para Miguel Lorente, de la Universidad de Granada, los machistas “se refuerzan entre ellos a través de las palabras y las conductas”, haciendo que la violencia de género se repita. Es importante mencionar que también las mujeres son parte del imaginario social por lo que son propensas a adquirir esas ideas machistas y, por tanto, a aceptar la violencia como algo normal.
El machismo es también responsable de que muchos de los abusos y crímenes a mujeres traten de justificarse. Frases como “fue culpa de ella por exponerse” o “ella lo provocó” son formas machistas que intentan justificar un delito y que echan la culpa a las mujeres por algo que escapa de sus manos. Recuerda que la violencia se da porque no se respetan los derechos de la mujer y de ninguna manera está justificada. Si alguna vez has sido víctima de violencia la culpa nunca es tuya, nada es motivo suficiente para aceptarla.
¿Qué hacer para terminar con el machismo y la violencia hacia la mujer?
Cambiar la forma de pensar de la población y cómo esta percibe a las mujeres es una de las claves para empezar a erradicar la violencia, pero no es una tarea fácil. Es vital empezar desde casa, sobre todo si se tienen niños. La educación en igualdad de género es importante para que el índice de maltrato y feminicidios llegue a cero.
Es importante saber identificar los tipos de violencia y no admitir ni replicar frases machistas que oímos a diario. La cultura la hacen las personas así que está en nuestras manos cambiar la forma de pensar, aceptarnos como iguales y respetar nuestros derechos.
También se debe apoyar a la víctimas y denunciar a los agresores, así se evita que hagan lo mismo con otras mujeres. Si eres víctima o testigo de algún tipo de violencia de género no dudes en denunciarlo llamando gratuitamente a la Línea 100. Recuerda que la indiferencia también es violencia.
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