Según el Primer Índice de Resiliencia País 2024 de Pacífico Seguros, la falta de un plan de emergencia, ahorros o seguros deja a las familias expuestas a graves crisis financieras y emocionales. Conoce las claves para anticiparse y reducir los riesgos.
Ante un incendio, un desastre natural o una emergencia económica, no todos los hogares tienen las herramientas necesarias para responder de forma efectiva. En Perú, muchas familias enfrentan este tipo de riesgos sin ahorros, seguros ni planes de contingencia. El resultado no solo se traduce en pérdidas materiales, sino también en consecuencias emocionales y sociales difíciles de revertir.
Así lo revela el Primer Índice de Resiliencia País 2024, elaborado por Pacífico Seguros en alianza con Ipsos Perú y el Banco de Ideas Credicorp, el cual evidencia el bajo nivel de preparación de la población para enfrentar situaciones adversas.
¿Qué tan preparados estamos los peruanos ante una crisis?
De acuerdo con el estudio mencionado, el puntaje promedio del país es de apenas 29.7 sobre 100. Solo el 37 % de los peruanos se siente preparado ante una situación crítica y apenas el 6 % alcanza un alto nivel de resiliencia.
Uno de los datos más preocupantes: el 70 % de los hogares no podría cubrir sus gastos por más de dos meses sin ingresos.
Las consecuencias de no estar preparados
Superar una emergencia no siempre significa recuperarse por completo. Cuando no existen medidas de prevención, las consecuencias pueden extenderse en el tiempo y afectar distintas dimensiones de la vida.
Según el Primer Índice de Resiliencia País 2024, la resiliencia no debe entenderse únicamente como la capacidad de resistir, sino como un proceso dinámico de adaptación y recuperación frente a situaciones adversas. Cuando este proceso no ocurre, los efectos negativos pueden acumularse.
Entre las principales consecuencias de enfrentar una crisis sin preparación se encuentran:
1. Pérdida financiera
No estar preparados ante una emergencia puede desestabilizar por completo la economía de una familia. Sin ahorros ni algún tipo de respaldo financiero, muchas personas se ven obligadas a endeudarse o incluso pierden bienes que no logran recuperar. Según el Índice de Resiliencia, dos tercios de la población no cuenta con un ahorro de emergencia que le permita afrontar imprevistos económicos.
Por ejemplo, en situaciones como un incendio, la preparación puede marcar la diferencia entre un susto y una pérdida total. De acuerdo con la Norma Técnica Peruana NTP 350.043-1, un extintor bien utilizado durante el primer minuto puede reducir los daños hasta en un 80 %.
2. Inestabilidad emocional
Las consecuencias emocionales de una crisis pueden ser tan graves como las pérdidas materiales. Por ejemplo, según el Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi, las emergencias provocadas por desastres naturales afectan la salud mental de las familias, generando desde reacciones emocionales intensas hasta trastornos severos como estrés postraumático, ansiedad, depresión e incluso crisis psicóticas.
Además, recalca que, si estos cuadros no reciben atención o primeros auxilios psicológicos a tiempo, pueden deteriorar seriamente las relaciones interpersonales, desestabilizar la estructura familiar e impactar negativamente en el desempeño laboral.
3. Deterioro de las relaciones personales
La presión emocional y financiera también puede impactar negativamente en la convivencia. Por ejemplo, un estudio publicado en diciembre de 2023 por Frontiers in Psychology, en colaboración con la Universidad Peruana Unión, la Universidad de Arequipa y la Sociedad Científica de Investigadores Adventistas, señaló que las amenazas financieras afectan directamente el bienestar personal y la calidad de las relaciones familiares y sociales.
Prepararse reduce riesgos y acelera la recuperación
La resiliencia no se construye en medio de una crisis, sino antes de que ocurra. Según el Índice de Resiliencia País 2024, la resiliencia es un proceso dinámico que combina conciencia del riesgo, acciones de prevención y capacidad de recuperación ante eventos adversos.
Esto implica tomar medidas concretas tanto a corto como a largo plazo. Por ejemplo, contar con extintores operativos, utilizar materiales ignífugos, señalizar rutas de evacuación, y tener planes de acción familiares. En el mediano plazo, se recomienda crear un fondo de emergencia, contratar pólizas multirriesgo y fortalecer redes de apoyo. Estas acciones no solo mitigan el daño inmediato, sino que permiten una recuperación más rápida y menos costosa.
Peruanos Resilientes, preparados nada nos detiene. Es una campaña de RPP y Pacífico Seguros.