Frutos peruanos forman parte de una cadena productiva sostenible que, además de proveer ingresos a familias amazónicas, asegura la preservación de nuestros recursos forestales en el tiempo.
El aguaje, la castaña y el café se han convertido en los protagonistas de las cadenas productivas y el aprovechamiento sostenible de las comunidades de Loreto, Junín y Madre de Dios. Ahora, los habitantes de estas regiones logran ingresos económicos y, además, reciben apoyo técnico para mejorar el valor de estos frutos.
Actualmente, 68 familias de Loreto se han beneficiado por esta actividad y solamente el comercio de aguaje les ha permitido generar un ingreso de 11 millones de soles mediante el desarrollo de productos como fruto fresco, pulpas, aceite, harina, entre otros. Además, el comercio de este fruto, que solo crece en zonas bajas e inundables de la Amazonía peruana, también genera empleos temporales para hombres y mujeres de Loreto.
Por su parte, la castaña procedente de Madre de Dios aporta el 67% del ingreso económico de las familias que trabajan con este producto, que llegan a ser el 22% de la población departamental. Entre sus propiedades posee selenio, proteínas, magnesio y aceites Omega 6 y 9.
Así, esta labor es impulsada por la Asociación de Castañeros de la Reserva de Tambopata “Los Pioneros” (ASCART), la Cooperativa de Recolectores Orgánicos de la Nuez Amazónica del Perú (RONAP) y la Asociación Forestal Indígena de Madre de Dios (AFIMAD), que ahora cuentan con el apoyo del Programa Forestal del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri). De esta manera, en los últimos dos años, han logrado exportaciones directas a los mercados de Italia y Estados Unidos.
Asimismo, el café bajo sombra –cultivos de café que crecen junto a árboles maderables– ha llegado a aportar el 70 % en la fuente de ingreso familiar de los productores de Junín y beneficiar a más de 100 familias de comunidades nativas de las etnias ashaninka y nomatsigenga.
Este producto crece debajo del dosel de especies forestales como tornillo, cumala y moena. De esta manera, contribuye con un sistema de producción que evita la deforestación, mantiene los servicios ecosistémicos del bosque, y protege su flora y fauna silvestre. Además, con el apoyo de los programas forestales, se ha mejorado el procesamiento del café y del centro de acopio Sinchiri, vendiendo hasta 27 671 kilos de café.
Entre estos múltiples beneficios del café bajo sombra, también destacan que las plantas de café duran más tiempo, el suelo se mantiene con abundante materia orgánica, se evita su erosión y el manejo del cultivo es menos costoso. Por esta razón, cada vez son más regiones amazónicas que se suman a esta iniciativa y actualmente se promueve la gestión de once cadenas productivas con el fin de asegurar el buen manejo de los recursos forestales y su preservación en el tiempo.
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