Aspectos básicos como la educación, la salud y el empleo no llegan a todos los peruanos y peruanas por igual. Temas como el embarazo infantil, la interrupción escolar y los estereotipos de género afectan más a las mujeres e impiden su desarrollo integral. ¿Cómo superarlos?
Las mujeres en todo el mundo aún enfrentan desigualdades de género en diversos campos como la salud, la educación y el trabajo, las cuales vulneran sus derechos y les impiden desarrollarse de manera integral. En el Perú, la pandemia ha hecho más visibles las brechas de género y ha empeorado la situación de las niñas, adolescentes y mujeres, aumentando la posibilidad de que sean excluidas y de que sufran violencia psicológica, patrimonial, física o sexual. Aquí te contamos, con data y estadística, cuáles son estas brechas y cómo superarlas.
Brechas en educación: interrupción escolar
Muchas niñas y adolescentes en nuestro país no pueden acceder a educación básica o no logran completar sus estudios a una edad prudente. Datos del Ministerio de Educación señalan que solo 7 de cada 10 adolescentes peruanos culminan la secundaria de forma oportuna y en áreas rurales solo 5 de cada 10 lo logra. Además, con la pandemia más de 370 000 estudiantes se vieron forzados a abandonar la escuela el año pasado, siendo las más afectadas las niñas y adolescentes de zonas rurales.
Si hablamos del caso específico de las mujeres, el embarazo precoz y los estereotipos y normas sociales que las asocian al hogar son algunas de las principales causas por las que dejan sus estudios básicos. La Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) 2020, indica que otras razones por las que no continúan estudiando son de índole económica y familiar (45.7%): necesidad de ayudar a la economía familiar, la falta de dinero, la necesidad de trabajar, la unión conyugal y la necesidad de cuidar niños pequeños.
De acuerdo con Plan International, las consecuencias de que las niñas y niños interrumpan sus estudios incluyen una mayor posibilidad de sufrir violencia de género, mayor riesgo de embarazo adolescente, aumento de los niveles de pobreza y dificultad para insertarse en el mercado laboral formal. Sobre esto, el Banco Mundial ya ha subrayado que las mujeres con educación secundaria ganan casi el doble que las mujeres que no han recibido ningún tipo de educación.
Brechas en salud: embarazos no deseados
Según señala el informe técnico “Estadísticas con Enfoque de Género”, publicado en septiembre de 2021 por el INEI, existen más mujeres (41,7 %) que hombres (32,4 %) que padecen de problemas de salud crónico; sin embargo, muchas de ellas no acceden oportunamente a servicios de salud por falta de recursos e independencia económica.
Si hablamos de embarazo adolescente, el año pasado (2020) nuestro país triplicó el número de niñas menores de 10 años forzadas a ser madres. Datos realmente alarmantes, sobre todo si tenemos en cuenta que un 12,5 % de niñas y mujeres peruanas de 0 a 14 años no cuentan con seguro de salud. El embarazo precoz no solo deja daños psicológicos, sino que también puede llegar a causar la muerte de la madre.
Tal como resalta el INEI, la mortalidad materna es un grave problema de salud pública que revela algunas de las más profundas desigualdades en las condiciones de vida de las mujeres, así como en su acceso a los servicios de salud y de la calidad de la atención que reciben. De hecho, la salud reproductiva es uno de los puntos pendientes: en el Perú solo el 77.4 % de mujeres en edad reproductiva (de 15 a 49 años) usa métodos anticonceptivos.
Brechas laborales: informalidad y menos oportunidades
A junio de 2021, la tasa de actividad laboral de los hombres se ubicó en 79,2 %, mientras que la de las mujeres en 62,3 %. Claramente, la pandemia ha afectado principalmente a las mujeres cuando se trata de trabajo, pues son ellas quienes tienen menores tasas de ocupación, tienen mayor participación en el autoempleo y la informalidad, y suelen ubicarse en los sectores más golpeados por la crisis sanitaria: el comercio y los servicios, según datos del Ministerio de la Mujer.
Si analizamos todo el año pasado, durante el 2020 la brecha de género en términos de empleabilidad se amplió casi 50 %, según la Fundación Forge. Mientras que la brecha salarial ascendía a 506 soles a favor de los hombres, según el INEI. Ellas no solo ganan menos por hacer la misma labor y contar con la misma preparación, sino que la falta de oportunidades y de tiempo hace que consigan empleos de baja calidad: según el MTPE, un 53 % de mujeres tiene empleos vulnerables.
El machismo y los estereotipos de género presentes en la sociedad contribuyen a la inequidad laboral. El trabajo doméstico no remunerado y el cuidado de niños y familiares suele recaer sobre las mujeres, lo cual reduce su tiempo para capacitarse y trabajar propiamente. En la ENAHO 2018 el 59 % de las mujeres que no trabajaban indicó que la causa detrás era el trabajo que debían realizar en el hogar.
Finalmente, si hablamos de puestos directivos en las empresas, también es más difícil para ellas alcanzar altos rangos. Solo el 21,3 % de empresas que operan en el Perú tienen como líder CEO a una mujer, una cifra por debajo del promedio de Latinoamérica (23,9 %), según el ranking PAR Latam 2020 que elabora Aequales.
¿Cómo superar las desigualdades de género en el país?
La desigualdad de género está presente en el día a día de las niñas, las adolescentes y mujeres. Además de la disparidad en rubros vitales como la educación, la salud y el trabajo, ellas suelen ser las más afectadas por los estereotipos de género y la violencia en todas sus variantes. Para superar estas desigualdades es necesario contar con políticas de género que tengan en cuenta las necesidades particulares y los derechos de las mujeres.
Empezar por tener una educación de calidad para todos y todas, así como un enfoque de género en este ámbito es fundamental, pues ayuda a formar peruanos y peruanas conscientes de sus derechos, más empáticos, que no discriminan ni repiten roles tradicionales de género y que entienden la importancia de crecer en igualdad de oportunidades.
De acuerdo con el Observatorio Nacional de la Violencia contra las Mujeres y los integrantes del Grupo Familiar, una educación con enfoque de igualdad de género ayuda a combatir estereotipos como el machismo y la violencia contra las mujeres. En esa línea, el INEI resalta que la educación también contribuye a mejorar la calidad de vida y a erradicar el círculo vicioso de la pobreza y la enfermedad.
De igual manera, es importante mejorar el acceso y la atención en salud teniendo en cuenta las necesidades particulares de las mujeres. En el ámbito laboral también es clave mantener un trabajo conjunto entre el sector público y privado que garantice políticas inclusivas con equidad de género, espacios libres de violencia y acoso contra las mujeres, y una mayor inversión en programas de empoderamiento femenino.
Para lograr el cambio necesitamos romper estereotipos con la educación, empoderarlas desde pequeñas, aumentar la representación de las mujeres en puestos de tomas de decisiones y cargos de liderazgo, y mantener una agenda pública consciente de sus necesidades y derechos.
Las niñas, las adolescentes y mujeres tienen derecho a vivir en un país con igualdad de género y con más y mejores oportunidades; lograr este objetivo es tarea de todos y todas. Creciendo en igualdad, mejoramos como sociedad. Mujeres de Cambio es una campaña organizada por RPP.
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