Cerca de 15 millones de cubrebocas son desechadas a diario en el Perú. En esta nota, conoce cómo deben disponerse estos implementos de seguridad y qué podemos hacer para no poner en riesgo la calidad del medio ambiente.
Con el aumento de casos de contagios de la variante ómicron de la COVID-19 en el Perú, la pandemia nos recuerda que no debemos bajar la guardia. El distanciamiento social, el lavado de manos y el uso de mascarillas siguen siendo las medidas más efectivas para evitar propagar el virus. Si bien, contribuyen a la protección de nuestra salud, una de estas disposiciones genera también un fuerte impacto en nuestro medio ambiente.
En comunicación con RPP, Edgar Romero La Puente, director general de Gestión de Residuos Sólidos del Ministerio del Ambiente (Minam), señaló que según un estudio realizado en el Perú, el país desecha un promedio de 14 983 383.4 unidades de mascarillas a diario tras haberlas usado solo una vez.
La investigación -que será publicada al detalle en marzo- identificó que, considerando que una mascarilla quirúrgica común pesa 5 gramos en promedio, esta cantidad de implementos se traduce en aproximadamente 74,9 toneladas de desechos plásticos por día y 27 344,7 toneladas por año.
Además, Romero asegura que la pandemia no solo ha provocado el aumento del uso de productos desechables como cubrebocas, sino también de otros implementos de seguridad como guantes, protectores faciales, trajes médicos de protección y kits de pruebas.
¿Cómo se deben gestionar estos desechos?
A raíz de la pandemia, el Minam brindó nuevas pautas para el adecuado manejo de los residuos sólidos que se generan en domicilios, centros de aislamiento, centros de abastos, bodegas, locales de comercio interno, oficinas administrativas públicas y privadas, entre otros.
Estas disposiciones contemplan los procedimientos que todo ciudadano debe aplicar a sus guantes y mascarillas usadas y también por parte de los gobiernos locales en el servicio de limpieza pública.
“En el caso de las mascarillas, deben doblarse a la mitad de modo que las gotículas desprendidas de la nariz y boca no queden expuestas; luego, se deben romper las tiras, lazos o bandas. Tanto las mascarillas como los guantes deben disponerse en una bolsa plástica que debe ser amarrada con doble nudo y, en la medida de lo posible, se le debe rociar una solución de hipoclorito de sodio (lejía) al 0.5% de dilución”, explica Romero.
Posteriormente, tal como indica la Resolución Ministerial N.°099-2021-MINAM, estos residuos deben desecharse junto los residuos municipales para ser recogidos por el servicio de limpieza pública y trasladados en un relleno sanitario debidamente autorizado.
Sin embargo, ya existen alternativas que permiten reducir el impacto ambiental generado por los cubrebocas. Romero destaca el uso de mascarillas de tela anteponiéndolas por sobre las desechables. “Esto evita el uso de 30 mascarillas por persona, y, sobre todo, contribuye a preservar el ambiente”, apunta.
De acuerdo con Romero, es necesario que entendamos la importancia de un ambiente limpio, sano y sostenible para el pleno disfrute de los derechos humanos, entre ellos, los de la vida y la salud.
“Todos los ciudadanos, desde los distintos roles que desempeñamos en la sociedad -empleados, funcionarios, empresarios, entre otros-, tenemos una cuota de responsabilidad en la gestión de residuos sólidos. La razón es sencilla: absolutamente todos generamos residuos sólidos”, finaliza.
Ciudades con Futuro es una campaña organizada por RPP que busca promover la necesidad de ver a nuestras ciudades como espacios en los que podemos mejorar nuestra calidad de vida a través del cuidado del medio ambiente, la promoción de la economía circular y el impulso de una movilidad sostenible.
Como parte de nuestro compromiso por fomentar una ciudadanía consciente de su impacto en el medio ambiente, animamos a nuestros lectores a medir su huella de carbono haciendo clic aquí.
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