¿Qué especialistas encuentro en los centros de salud? ¿Necesariamente debo atenderme en un hospital si sufro algún tipo de lesión? En esta nota te explicamos en qué casos acudir a los diferentes establecimientos sanitarios de nuestro país.
En el Perú, los establecimientos de salud están organizados según la magnitud y severidad de las necesidades médicas de la población. La atención sanitaria está dividida en tres niveles, y es importante conocer los servicios que ofrece cada uno no solo para saber a cuál de todos acudir ante una emergencia, sino también para evitar la saturación de un sistema de salud que todavía tiene pendientes y desafíos que resolver.
Primer nivel: postas, puestos y centros de salud
El primer nivel de atención, conocido como puestos o postas de salud, es el contacto más cercano e inmediato entre la población y el sistema sanitario. Cuenta con diferentes profesionales de la salud y médicos con o sin especialidad. “Aquí se realizan actividades de promoción, prevención y control de daños de salud para todas las edades, como las campañas de vacunación o el despistaje de enfermedades como anemia o diabetes”, explica el Dr. Óscar Cosavalente, exviceministro de Prestaciones y Aseguramiento en Salud y director de la organización Máxime Consultores Asociados.
Pero también, en el primer nivel se encuentran los centros de salud, centros médicos especializados y policlínicos: “Estos son más grandes y cuentan con profesionales como odontólogos, oftalmólogos, dermatólogos. También se realizan exámenes de sangre y laboratorio”, remarca el especialista. En esa línea, en estos establecimientos se puede obtener el diagnóstico precoz y el tratamiento oportuno de enfermedades crónicas y no transmisibles, además de atender lesiones cotidianas como una herida pequeña o la complicación de una gripe.
Para Cosavalente, es urgente fortalecer los servicios que se ofrecen en estos centros. Si bien el 85% de las necesidades médicas deberían ser resueltas en este primer nivel, advierte que la mayoría se encuentra dirigida a la atención maternal, cuando también deberían estar en la capacidad de detectar casos de cáncer o brindar pruebas rápidas y toma de muestras. Dependiendo de la complejidad del problema, finalmente puedes ser derivado a los siguientes niveles de atención.
Segundo nivel: hospitales y clínicas de atención general
En el segundo nivel de atención se encuentran los hospitales, las clínicas de atención general y con mayor especialización. “Aquí llegan los casos referidos del primer nivel para dar continuidad al flujo de atención. También puedes acudir directamente si sabes que no hay la especialización en tu centro o posta. Cualquier dolencia que requiera de especialistas del rango general como los ginecólogos, pediatras o cirujanos son cubiertas en este segundo nivel”, explica el experto.
Ante alguna emergencia, la población puede acudir directamente a estos establecimientos; sin embargo, es importante no saturar los hospitales y aprovechar las postas y centros de salud para cubrir necesidades de prevención y control. “En el primer nivel de atención, sí existe una oferta relativamente suficiente de establecimientos, pero los hospitales, especialmente en regiones y zonas rurales, no tienen una cobertura que cumpla con la demanda”, detalla.
Lo que sí comparten estos niveles de atención es una larga brecha en la infraestructura de sus locales. Hasta diciembre de 2021, el 97.65% del total de establecimientos de salud del primer nivel presentaba una capacidad instalada inadecuada, que se expresaba en equipamientos obsoletos, inoperativos o insuficientes. La cifra se reduce apenas en un punto porcentual en el diagnóstico sobre hospitales, ya que de los 247 analizados, 234 no cumplían con las normas técnicas de salud del Minsa.
Tercer nivel: institutos especializados
Finalmente, al tercer nivel de atención corresponde a los institutos especializados y los hospitales y clínicas con mayores unidades productoras de servicios de salud. Son los de mayor especialización y capacidad resolutiva en cuanto a recursos humanos y tecnológicos. “En estos establecimientos encuentras la mejor atención de cada especialidad, especialmente en los institutos. Aquí se tratan los casos más graves de cada enfermedad, como en el Instituto Nacional de Salud del Niño o el de Enfermedades Neoplásicas”, precisa Cosavalente.
Sin embargo, al igual que en los hospitales de segundo nivel, para las instituciones especializadas tampoco existe una cobertura suficiente. Al mes de diciembre de 2020, se contabilizaron apenas 13 institutos especializados registrados en Renipress. De estos, el 77% de ellos prestan servicios de manera limitada, ya que la oferta de institutos de salud especializados es ampliamente superada por la demanda que proviene de distintas partes del país.
Automedicación como solución inmediata
Así, encontramos que el sistema de salud se encuentra fragmentado y genera barreras en el acceso a los servicios que se ofrecen en cada nivel de atención. Esta ruptura, considera el exviceministro de Salud, es lo que ha fomentado que la automedicación sea ampliamente practicada en todo el país: “En la Encuesta Nacional de Hogares, desde hace más de 10 años en los que yo le hago seguimiento, el primer lugar donde los peruanos nos atendemos es en la farmacia”.
Esto se agravó en la pandemia. Según alertó EsSalud, el consumo de corticoides y antibióticos no prescritos por profesionales médicos aumentó entre un 50% y 70% durante el estado de emergencia nacional. Cosavalente indica que las consecuencias de la automedicación son graves y se reflejan a corto y largo plazo; por ejemplo, la alta mortalidad de COVID-19 se debió no solamente a la falta de recursos hospitalarios, sino también a las graves complicaciones producto de la automedicación.
En cuanto a los efectos a largo plazo, considera que los peruanos sufriremos resistencia a los antibióticos: “La automedicación en el Perú es tan grave, que vamos a empezar a notar serios problemas de incidencia de resistencia a los antibióticos, porque la humanidad ha dejado de producir nuevos antibióticos. Por lo general, estamos con los que se produjeron hace 20 años, y mientras más antiguo es, más probabilidad de resistencia hay”. Esto significa que cuando realmente necesitemos de este tipo de medicación, nuestro organismo no va a reaccionar a sus efectos.
“¿Cómo fomentar una mejor cultura sanitaria en la población? Trabajando abierta y fuertemente por vencer estas barreras en el acceso como el conseguir una cita, el estar adscrito a un establecimiento de salud o la continuidad de atención al traslado. Mientras más barreras en acceso haya, menos confianza va a tener la gente en el sistema de salud y, por lo tanto, más proclividad a automedicarse o buscar solución en el lugar donde es más fácil, sin importar que cueste un poco más”, remarca.
El País Que Queremos es una campaña organizada por RPP que tiene como objetivo poner en la agenda pública aspectos fundamentales para el desarrollo de nuestro país que requieren atención urgente. A lo largo de estos meses, abordaremos temas de salud, digitalización y reactivación económica y plantearemos hojas de ruta para atender los problemas que enfrentan sus respectivos sectores.
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