La educación remota busca asegurar el aprendizaje de los niños, niñas y adolescentes durante la emergencia nacional causada por la COVID-19.
Según la Unesco, suspender la educación en medio de la pandemia implicaría la interrupción del sentido de normalidad y regularidad que favorece el desarrollo y la estabilidad socioemocional de la población en contextos de crisis. Por esta razón, en nuestro país, el año escolar se retomó través de una nueva estrategia de educación pública a distancia para la educación preescolar, primaria y secundaria.
Asimismo, el ministro de Educación, Martín Benavides, sostuvo que la educación remota implementada por el Gobierno ha llegado para quedarse. En este sentido, no podemos olvidar que en Perú ya existe una amplia brecha digital que a lo largo del tiempo se ha convertido en un obstáculo para lograr nuestros objetivos educativos, especialmente en las zonas más pobres, rurales y alejadas del país.
Por esta razón, con el objetivo de cubrir el currículo escolar, el Ministerio de Educación (MINEDU) ha llevado a cabo “Aprendo en casa”, una estrategia de enseñanza no presencial difundida a través de la web, televisión y radio. No obstante, el pasar las clases de la modalidad presencial a la remota ha creado muchos cuestionamientos respecto a la calidad educativa, las herramientas y el seguimiento al aprendizaje que se le brinda a los estudiantes.
Del salón de clases al hogar
Uno de los principales mitos respecto a la educación remota es que esta es una reproducción del salón de clases en el hogar. Sin embargo, la educación convencional ofrece una experiencia en la que la presencia del alumno en el aula es obligatoria y el aprendizaje es dirigido por un profesor que explica los temas.
En cambio, en la educación remota, el aprendizaje se apoya en el desarrollo de actividades mediante herramientas no presenciales y según la autonomía del estudiante. A continuación, te contamos cuáles son las novedades de la educación remota:
Los maestros y maestras
En las clases presenciales el instructor es la única fuente de consulta mientras que en los entornos remotos los participantes pueden enriquecerse a través de diversas fuentes de conocimiento. En este sentido, es importante que además del docente, los padres y madres de familia puedan involucrarse en el proceso educativo de sus hijos.
El docente es el encargado de guiar y aconsejar a los participantes a lo largo del curso, contestando sus inquietudes a través de nuevas herramientas digitales como los chats y correos electrónicos. También debe estimular la actitud autodidacta. En el caso de zonas sin acceso a internet, el aprendizaje se puede realizar a través de contacto telefónico.
Asimismo, es fundamental que los docentes mantengan contacto regular con los estudiantes y sus familias, de manera remota, con el fin de favorecer la cohesión social, prevenir la violencia intrafamiliar –maltrato físico, psicológico o de cualquier otro tipo, llevado a cabo en el hogar– y asegurar la continuidad del aprendizaje.
Los estudiantes
A lo largo de sus clases remotas, los alumnos tienen la posibilidad de convertirse en un personaje autónomo y activo, ya que puede tomar el curso a su propio ritmo, aprovechar nuevas herramientas según su nivel de conocimientos y, sobre todo, desarrollar el juicio crítico y aportar el conocimiento adquirido en investigaciones propias.
Materiales y métodos de enseñanza.
Según el Ministerio de Educación (MINEDU), en el currículo escolar se ha integrado nuevas materias como la ciudadanía y ciertos aspectos socio-emocionales de la educación, que se puedan reforzar durante esta coyuntura.
Por otro lado, gracias a la estrategia multicanal, los alumnos pueden acceder a través de la web, televisión y radio, a contenidos en formatos como imágenes, vídeos y sonidos. Este tipo de contenidos multimedia son fuentes didácticas de información para ayudar a capturar el interés de los estudiantes sobre distintos temas.
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