Hasta el 10 de mayo, un total 2552 multas han sido aplicadas a ciclistas por incumplir el Reglamento Nacional de Tránsito. En esta nota, evaluamos qué tan adecuada ha sido la medida para que los ciclistas se movilicen de manera más responsable.
Durante la pandemia, el porcentaje de ciudadanos de Lima Metropolitana y Callao que se moviliza en bicicleta aumentó a tal punto de casi duplicarse. En medio de este impulso a la movilidad sostenible entró en vigencia, a partir de marzo de este año, la aplicación de multas a ciclistas que infrinjan el Reglamento Nacional de Tránsito.
Hasta el último 10 de mayo, se han registrado un total de 2,552 multas a usuarios de bicicletas, según datos de la Policía Nacional del Perú. Las infracciones más recurrentes en este periodo han sido por conducir sin frenos, sistema sonoro o material retroflectante que permita la visualización del vehículo (1,505); por conducir por la vereda/acera (743); y por conducir de forma temeraria (303). Asimismo, se registró una (01) multa por conducir en estado de ebriedad.
A pesar de que esta norma contempla castigar conductas imprudentes como conducir una bicicleta en estado de ebriedad o de forma temeraria, existen otras sanciones que no guardan congruencia con cómo están diseñadas las ciudades peruanas, señaló Mariana Alegre, directora de Lima Cómo Vamos.
“La normativa y, por lo tanto, la medida de fiscalización tiene que ser coherente con lo que ofrece la ciudad. Eso quiere decir la infraestructura, la calidad del diseño vial y, sobre todo, la idea de promover [el uso de la bicicleta] a través de una serie de estrategias de ciudades ciclo-inclusivas", comentó en entrevista con RPP.
Regular sin desincentivar
Un reporte de la Municipalidad Metropolitana de Lima estimaba que en el 2020, existía un total de 494 997 bicicletas en la capital. Con más personas que eligen movilizarse a través de este medio de transporte, su regulación era necesaria.
Alegre explicó que es importante disponer de reglas para transitar por la ciudad de manera segura, independientemente del transporte que usemos, pero que algunos medios deben ser promovidos por sobre otros para apuntar a tener un sistema más sostenible.
Usar bicicleta como medio de transporte trae las siguientes ventajas para quien la conduce y para la sociedad, según Alegre: “Menos ocupación de espacio dentro de un bus, menos tráfico y, por tanto, tránsito de automóviles particulares, taxis u otros, así como una serie de beneficios ambientales”.
“Si identificamos que hay ventajas importantes al promover la bicicleta, tenemos que ser coherentes con el tipo de normas que generamos”, aseguró. Si estas fuerzan a los ciclistas -muchos de ellos poco experimentados- a ir solo por las pistas en lugares donde el vehículo tiene prioridad, prácticamente se está haciendo que la persona elija arriesgarse a ser atropellada o no use la bicicleta, explicó.
En la misma línea, Alegre agregó que algunas normas, como la que establece obligatoriedad del uso del casco de seguridad, no contemplan posibles políticas por implementar a futuro. Por ejemplo, si e promueve un sistema de bicicletas públicas o de alquiler, esta regla podría ser contraproducente.
“[El uso del casco] es importante ante el riesgo en el que estamos, pero también puede ser una potencial barrera: se supone que la bicicleta pública está para usarla cuando uno se la cruce y diga ‘mejor uso la bici en lugar de subirme al bus porque está lleno’, pero uno no suele andar con un casco encima [para usarla]”, afirmó.
Por una ciudad amigable para todos y todas
Las ciudades de América Latina han sido diseñadas para la comodidad de los autos, pero esa visión está cambiando. Con la mira puesta en la promoción de nuevas formas de transporte sostenible, metrópolis como Ciudad de México o Bogotá han iniciado hace años una reforma que las está volviendo comunidades ciclo-inclusivas.
En su camino hacia emular a sus pares regionales, nuestro país también enfrentará debates sobre la regulación del transporte en bicicleta, sostuvo Alegre. Sin embargo, para que la normativa sancione a los ciclistas sin desincentivarlos, su proceso de implementación debe contar con la participación de las voces de todos los usuarios de la vía pública, algo que no ha sucedido en el Perú.
“Hay que trabajar un proceso concertado, pero en realidad eso ya se intentó hacer y los aportes de los colectivos ciclistas no fueron tomados en la norma que luego fue aprobada algunos años después”, advirtió.
Asimismo, la especialista resaltó que el hecho de que la norma no esté planteada adecuadamente no justifica que los usuarios de las bicicletas conduzcan de manera irresponsable: “El hecho de que el sistema es malo no da ‘carta libre’ para que el ciclista haga lo que quiera, tiene que respetar de la misma manera como exige que lo respeten”.
"El gran problema aquí es que el modelo de ciudad está enfrentando a peatones con ciclistas cuando estos tienen que unirse para exigir sus derechos a quienes están ocupando las pistas con velocidad y con peligro que son los autos particulares”, concluyó.
Puedes ver la entrevista completa a continuación:
Ciudades con Futuro es una campaña organizada por RPP, con el compromiso de Enel y Lima Expresa, que busca promover la necesidad de ver a nuestras ciudades como espacios en los que podemos mejorar nuestra calidad de vida a través del cuidado del medio ambiente, la promoción de la economía circular y el impulso de una movilidad sostenible.
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