Se puede promover la autonomía en niñas y niños desde casa y así contribuir a que todas las personas alcancen su potencial sin distinción alguna.
Los actos de violencia que se cometen contra las mujeres es algo que debe acabar a través del compromiso del Estado, las instituciones privadas y la ciudadanía. Un paso fundamental para ello es trabajar desde la formación de nuestros niños y niñas, promoviendo la igualdad en todos los ámbitos y erradicando ideas y comportamientos que naturalizan la vulneración de los derechos de las mujeres.
Así, la violencia contra las mujeres está estrechamente relacionada con estereotipos que continúan reproduciendo un modelo de dominio y sumisión que las discrimina. Sin embargo, esto puede cambiar y, de acuerdo con UNICEF, décadas de investigaciones sobre el comportamiento demuestran que la violencia es aprendida.
Es decir, la relación entre los padres y madres, las estrategias educativas en los colegios y lo que observan en los medios de comunicación sirven como modelos de aprendizaje que, en muchas ocasiones, transmiten estereotipos sexistas y actitudes violentas que niños y niñas captan y reproducen.
Por otro lado, según la ONG Plan International, niñas y niños que experimentan o presencian violencia en sus hogares son más propensos a ser perpetradores o víctimas de violencia en el futuro, escenario que se ha incrementado durante el confinamiento y amenaza con impactar a largo plazo en el desarrollo de los menores.
Las familias son un importante frente de cambio para lograr una nueva convivencia definida por la igualdad. Por esta razón, ONU Mujeres propone siete claves para educar a los niños y niñas:
1. Hablar de igualdad
Es importante hablar con los hijos e hijas sobre la igualdad de género y los derechos de las mujeres. El hablar con los menores sobre la igualdad entre hombres y mujeres, los preparará para liderar el camino hacia un futuro mejor.
2. Redistribuir los quehaceres del hogar
Desde cocinar y limpiar hasta cuidar de niños y ancianos, las mujeres realizan al menos dos veces y media más tareas domésticas y de cuidado no remuneradas que los hombres. En nuestro país, según ENARES, las mujeres destinaban en promedio 40 horas a la semana a las tareas domésticas, mientras que los hombres solo 16 horas.
Como resultado, miles de mujeres alrededor del mundo se ven limitadas por estos estereotipos que las coloca en los roles de limpieza y cuidado desde la niñez, perdiendo oportunidades de ir a la escuela y en un futuro, incorporarse a un trabajo remunerado a tiempo completo o tener suficiente tiempo para descansar.
Por esta razón, es necesario el ejemplo al dividir por igual las tareas de limpieza y cuidado entre todos los miembros del hogar desde una edad temprana.
3. Adopte diversos modelos a seguir
Es necesario recordar que los modelos a seguir vienen en todas las formas, tamaños, géneros, tonos de piel y antecedentes culturales. Para ONU Mujeres, es tarea de los padres y madres animar a sus hijos e hijas a aceptar la diversidad, mostrando modelos a seguir de diferentes géneros o identificación étnica.
Asimismo, es importante repetirles que pueden ser lo que quieran ser, independientemente de si son niños o niñas.
4. Anima a que tus hijas hablen
Las jóvenes de todo el mundo se están esforzando por lograr la igualdad y el respeto de sus derechos. Cuando empoderamos y educamos a las niñas, adolescentes y jóvenes en la defensa de sus derechos, estamos asegurando un futuro mejor para todos y todas.
5. Lucha contra los estereotipos, incluido el tuyo
Todos y todas tenemos prejuicios que hemos internalizado en base a las expectativas establecidas por nuestra sociedad sobre cómo debemos vestirnos, comportarnos y hasta qué trabajos debemos ejercer de acuerdo a si nos identificamos como hombres o mujeres, además de por nuestro color de piel. Está en nuestras manos reconocer estas ideas, cuestionarlas y enfrentarlas tanto en uno mismo como en la calle, la escuela, el trabajo y los medios de comunicación.
De acuerdo con ONU Mujeres, a lo largo de la historia se han asignado actitudes y comportamientos como si fueran naturales en lo que significa ser un niño o una niña, limitándolos a roles específicos desde edad temprana. Por ejemplo, en la sociedad peruana, según una Encuesta Nacional sobre Relaciones Sociales (ENARES) de 2019, el 52.7% de la población cree que “toda mujer debe cumplir primero su rol de madre, esposa o ama de casa y después realizar sus propios sueños”.
Los investigadores dicen que los menores comienzan a absorber estereotipos a los 3 años, por lo que es urgente promover la igualdad desde el principio y cuestionar ideas discriminatorias en nuestra casa, la escuela y en los lugares de trabajo. De igual forma, hágale saber a sus hijas e hijos que la familia es un espacio seguro para que se expresen tal como son, afirmando sus elecciones, asegurándoles que está bien ser diferente y fomentando una cultura de aceptación.
6. Dejar de avergonzar a las personas por su cuerpo
El mundo está construido de una manera que nos hace compararnos con los estándares de belleza establecidos por los medios, la cultura y la sociedad. Según ONU Mujeres, avergonzarnos y avergonzar a otras personas por su cuerpo también es un comportamiento aprendido, por lo que es importante que los padres y madres enseñen con el ejemplo.
Estas características de belleza tienen un gran impacto en la salud física y mental de las niñas. Según el estudio “Muriendo por ser Barbie: Trastornos alimentarios en busca de lo imposible”, en Estados Unidos, la mitad de las niñas están insatisfechas con su cuerpo. Asimismo, una de cada 10 niñas sufre de trastornos alimentarios, que perjudican su nutrición y capacidad de aprendizaje.
Es importante no criticar la imagen corporal, incluida la suya y rechazar las normas corporales poco realistas. Es mejor fomentar un estilo de vida positivo para el cuerpo en el hogar mostrándole a sus hijas e hijos que no se definen por su apariencia, sino por cómo actúan.
7. Escucha y aprende
Los y las jóvenes de hoy –1 800 millones de personas en todo el planeta con edades entre 10 y 24 años– representan posibilidades ilimitadas y un enorme talento para construir un futuro mejor para el mundo. Sin embargo, en lugar de rechazar sus luchas y nuevas ideas, para aprovechar realmente ese poder debemos escucharlos y alentarlos.
Niñas, niños, adolescentes y jóvenes continúan manifestándose sobre los problemas que afectan al mundo. Para ONU Mujeres, grandes ejemplos mundiales son Malala Yousafzai, activista pakistaní ganadora del Premio Nobel de la Paz con tan solo 17 años que aboga por la educación de las jóvenes; y Greta Thunberg, activista medioambiental. Como ellas, más jóvenes están dispuestas y dispuestos a contribuir en las conversaciones sobre derechos humanos, acción climática, igualdad de género, antirracismo y emprender acciones para cambiar el mundo. Solo necesitamos escuchar.
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