Los vestigios de un templo dedicado al dios de la lluvia de los antiguos mexicas fueron descubiertos luego de que la pirámide de Teopanzolco sufrió "un considerable reacomodo del núcleo de su estructura".
El devastador terremoto que el 19 de septiembre sacudió al centro de México sumió en la tragedia al país, pero también permitió un descubrimiento arqueológico: los vestigios de un nuevo templo dedicado a Tláloc, dios de la lluvia de los antiguos mexicas, dentro de la pirámide de Teopanzolco en el central estado de Morelos.
El templo fue presentado a la prensa este jueves en Cuernavaca, la capital estatal que alberga la gran pirámide, perteneciente a la cultura tlahuica que se desarrolló en la zona y que tuvo relación con los aztecas o mexicas. Por el terremoto, "la pirámide sufrió un considerable reacomodo del núcleo de su estructura", explicó a la prensa Bárbara Koniecza, arqueóloga del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
El mayor daño a la pirámide fue en la parte superior, donde se encontraban ya dos templos, uno dedicado a Huitzilopochtli, la mayor deidad de los mexicas, y otro a Tláloc. "El piso de ambos adoratorios se hundió e inclinó, lo que también puso en peligro su estabilidad", destacó Koniecza en representación del INAH.
Cuando el INAH hizo estudios con un georadar para revisar la estructura piramidal, se descubrieron vestigios de una estructura oculta que también está dedicada al dios de la lluvia. Esta estructura se estima es de alrededor del año 1150 de nuestra era, con lo que la historia cronológica de la pirámide de Teopanzolco, de unos 16 metros de altura, se recorre 240 años hacia atrás.
Según los expertos del INAH, el templo descubierto habría tenido un tamaño aproximado de seis metros de largo por cuatro de ancho, con la escalinata de acceso del lado oeste, justo donde se localiza la escalinata que actualmente es visible y que forma parte de la pirámide. También fueron encontrados restos de cerámica y de un incensario de la cultura tlahuica.
EFE
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