La nave tiene posibilidades de quemarse al ingresar a la atmósfera de regreso al planeta.
Luego de un retraso, SpaceX hizo historia al lanzar el cohete Falcon 9 con la cápsula Crew Dragon con dos astronautas de la NASA hacia la Estación Espacial Internacional. Con esto, Estados Unidos inicia la era de los vuelos espaciales comerciales con empresas privadas y deja de depender de los viajes de la agencia rusa Roscosmos.
Pese a que el despegue ha sido un total éxito, aún queda una preocupación más para SpaceX y, por supuesto, su líder Elon Musk: el regreso.
Tras 110 días en la estación, Bob Behnken y Doug Hurley regresarán al planeta al borde de la misma cápsula. Sin embargo, a diferencia del lanzamiento, el regreso tiene mayores probabilidades (aunque siguen siendo mínimas) de fracasar.
El proceso de atravesar la atmósfera de la Tierra puede quemar naves espaciales que no están diseñadas para sobrevivir a condiciones extremas. Musk señala algo de temor debido a que, si bien la amenaza era baja, su "mayor preocupación" sobre la nueva nave espacial era el diseño asimétrico del Crew Dragon, que es impulsada por su sistema de escape de emergencia.
Mientras gira en la Tierra a 25 veces la velocidad del sonido, el escudo térmico de la cápsula desviará y absorberá la energía del plasma sobrecalentado, pero las fuerzas de reentrada atmosférica tienen una pequeña posibilidad de causar una catástrofe.
También señaló una preocupación por los paracaídas de la nave, que deben desplegarse para reducir la velocidad de la nave a medida que cae a través de una atmósfera más espesa.
Por el momento, la compañía se encuentra satisfecha con el despegue, pero seguirán averiguando mayores detalles para que el regreso sea igual de exitoso en este proceso histórico.
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