El meteorito de Aguas Zarcas sigue siendo tan enigmático como importante para la ciencia a más de un año de su descubrimiento.
Un meteorito de aproximadamente 4500 millones de años cayó en la Zona Norte de Costa Rica, en la localidad Aguas Zarcas, en abril de 2019, y se ha convertido en una pieza enigmática para los científicos.
La revista Science ha publicado un gran artículo sobre esta roca. Aguas Zarcas (como fue nombrado), es una condrita carbonosa, un remanente prístino del Sistema Solar primitivo. Su gran composición de carbono y moléculas orgánicas hace creer a algunos científicos que estas rocas dieron un empujón a la vida cuando se estrellaron contra la Tierra árida.
Muchas condritas carbonáceas se estrellaron contra la Tierra primitiva, quizás entregando no solo una pizca de materia orgánica, sino también una parte del inventario de agua del planeta. La propia Aguas Zarcas soportó varios miles de millones de años más de soledad, salvo por choques ocasionales con otras rocas espaciales. Basándose en su ardiente trayectoria a través de la atmósfera terrestre, captada por cámaras de salpicadero y cámaras de monitorización de volcanes, los investigadores creen que el cuerpo desconocido terminó en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter. Luego, una última colisión se astilló en un trozo, que giró en espiral hacia la Tierra, acercándose al globo giratorio en Costa Rica.
Aquel 23 de abril, el meteoroide central sobrevoló en localidades en el país centroamericano y dejó varios pequeños pedazos que cayeron sobre techos de casas, patios, carreteras y atrajeron a los pobladores. Sin embargo, el más grande ellos fue un fragmento de 1070 gramos que fue recuperado y analizado por científicos..
Y ¿por qué son más caros que el oro? Las personas que recolectaron los gramos de aquellos meteoritos los vendieron a cazadores de tesoros, aficionados y miembros de la comunidad científicas a precios de entre 50 y 300 dólares el gramo. Los pobladores podían llegar a juntar hasta 300 gramos.
En el lugar, aún yacen museos con pedazos pequeños para el turismo local.
Los condritos carbonáceos solo constituyen cerca del 4 % del total de los meteoritos recuperados en la Tierra (se conocen solo 504 más). Estos meteoritos preservan el único registro de la composición geoquímica, isotópica y mineralógica de los primeros millones de años de historia del sistema solar. Algunos de los meteoritos más notorios de este tipo, como los nombrados oficialmente Allende (México) y Murchison (Australia), cayeron en 1969, de modo que no había caído uno tan significativo en el planeta en más de medio siglo.
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