Investigadores lograron sintetizar azúcar utilizando emisiones de carbono, eliminando la necesidad de tierra, agua y cultivos. El hallazgo podría redefinir la forma en que producimos alimentos en un mundo con recursos limitados.
En un avance científico sin precedentes, investigadores de la Chinese Academy of Sciences (CAS) han desarrollado una tecnología capaz de producir azúcar a partir de metanol, un compuesto derivado de residuos industriales o dióxido de carbono.
Este descubrimiento, publicado en la revista Science Bulletin, podría transformar la producción de alimentos en el futuro, reduciendo la dependencia de la agricultura tradicional y aportando una solución concreta a problemas ambientales globales.
El equipo del Instituto de Biotecnología Industrial de Tianjin, perteneciente a la CAS, creó un sistema de biotransformación in vitro (ivBT) que convierte el metanol en sacarosa (el azúcar común que consumimos a diario). Este proceso no requiere tierra, agua ni cultivos como la caña de azúcar, sino que utiliza enzimas especiales para transformar compuestos de carbono en azúcares útiles.
¿Por qué es tan importante este descubrimiento?
- Reduce la presión sobre la agricultura: En un contexto de cambio climático, escasez de agua y crecimiento poblacional, la posibilidad de producir alimentos sin sembrar cultivos representa una alternativa revolucionaria.
- Aprovecha residuos contaminantes: El metanol utilizado puede provenir del dióxido de carbono (CO₂), ayudando así a reducir gases de efecto invernadero y contribuyendo a los objetivos de neutralidad de carbono.
- Alta eficiencia: El sistema desarrollado logró una tasa de conversión de hasta 86%, lo que significa que se necesita poca energía para obtener grandes cantidades de azúcar.
El estudio no se limitó solo a la sacarosa. El equipo también logró sintetizar otros compuestos como fructosa, almidón (amylose) y celooligosacáridos, todos ellos con aplicaciones en la industria alimentaria, farmacéutica y química. Esto demuestra que esta tecnología tiene el potencial de extenderse mucho más allá del azúcar de mesa.
Aunque el sistema necesita mejoras para aplicarse a gran escala -en la eficiencia y estabilidad de las enzimas-, el estudio sienta las bases para un nuevo modelo de producción de alimentos y compuestos esenciales sin depender de cultivos agrícolas.
Un paso hacia el futuro
China, que actualmente importa cerca de 5 millones de toneladas de azúcar al año, podría beneficiarse de esta tecnología. Además, representa un ejemplo de cómo la ciencia puede ofrecer soluciones a los grandes desafíos del siglo XXI. La investigación no solo abre una puerta a una nueva forma de fabricar alimentos, sino que también demuestra cómo los residuos industriales pueden transformarse en recursos valiosos.
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