De acuerdo con el profesor Luis Izquiel, docente de criminología en la Universidad Central, el tren de Aragua nace hace “12 o 14 años” en el estado del mismo nombre al norte de Venezuela. Según sus investigaciones, esta banda criminal surge dentro de un sindicato de trabajadores de una línea férrea que nunca se construyó.
Esta organización dio sus primeros pasos delictivos extorsionando contratistas y vendiendo puestos de trabajo en distintas obras públicas. Muchos de los miembros del sindicato terminaron presos en una cárcel aragüeña conocida como Tocorón. Es en dicho recinto penitenciario donde el tren comienza a fortalecerse.
En prisión, Héctor Rusthenford Guerrero, alias “Niño Guerrero”, consolidó su liderazgo reclutando a miembros del sindicato y a otros convictos comunes, organizándolos en lo que hoy se conoce como la organización criminal más temible de Venezuela. Diversos expertos citados por la BBC, coinciden que el Tocorón es la “sede” del tren de Aragua. Tal es el poder del “Niño Guerrero” que dirige su estructura delincuencial desde la cárcel con total impunidad.
Una vez afianzada su posición en Aragua, esta banda expandió su red a otras once regiones de Venezuela, destacando el estado Sucre, donde se han adueñado de las rutas del narcotráfico, y en el estado Bolívar, participando activamente en actividades vinculadas con la minería ilegal. Hoy el tren se dedica principalmente al secuestro con homicidio, secuestro con lesiones graves, sicariato, tráfico de migrantes, extorsión, trata de personas, lavado de dinero, tráfico de drogas, tenencia ilegal de armas y asociación ilícita. Por otra parte, si bien es complicado calcular su número total de integrantes, los especialistas estiman que estaría compuesto por entre 2,500 y 5,000 personas.
El tren de Aragua logró internacionalizarse aprovechando la ola migratoria venezolana hacia distintos países de América Latina que arreció a partir del 2018. La investigadora Ronna Risquez indica que probablemente los migrantes venezolanos sean las principales víctimas del tren, debido a su extrema vulnerabilidad ante diferentes delitos como la extorsión, la trata de personas o el tráfico de migrantes.
A la fecha se ha confirmado la presencia de este grupo delictivo en Colombia, Ecuador, Brasil, Perú, Bolivia y Chile. Además se sospecha que ya está en Argentina, Costa Rica y Bolivia. Para el experto Luis Izquiel, el tren de Aragua es la organización criminal de mayor expansión en la región, superando a las maras centroamericanas o a los mismísimos cárteles mexicanos.
¿Cómo está enfrentando el gobierno peruano este fenómeno? Desde mi perspectiva, con una institucionalidad muy débil. Desde el 2018, fecha presunta de la llegada del tren a nuestro país, han pasado 17 ministros del interior, es decir un cambio cada tres meses. Para agravar el panorama, dicho sector carece de un servicio civil profesional, lo que acrecienta la inestabilidad e interrumpe el proceso de implementación de políticas públicas contra la delincuencia. No es casualidad que la delincuencia y la falta de seguridad sea el principal problema del país (Proética, 2020).
A manera de conclusión, para enfrentar con mejores opciones al tren de Aragua, los expertos recomiendan una mayor colaboración entre las diferentes policías de América Latina, con el objeto de unirse para intercambiar información y diseñar estrategias conjuntas para combatir este flagelo. No obstante, esto no se podrá materializar si no se incrementan los niveles de institucionalidad y mejoramos la gobernanza en el Ministerio del Interior.
Para finalizar la lucha contra el tren de Aragua debe ir acompañada de una campaña comunicacional contra la xenofobia. La inmensa mayoría de los ciudadanos venezolanos que viven en nuestro país son personas honradas y trabajadoras que lo único que buscan en una oportunidad para vivir mejor.
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