El concepto de visión hace referencia al sueño o máxima aspiración de una entidad o institución (Torán, 2012). En función a esa visión se diseña un proceso de planificación para alcanzar la citada aspiración. La Autoridad de Transporte Urbano de Lima y Callao (ATU), de acuerdo con una rápida revisión de su portal web, todavía no tiene una visión para la capital. A manera de iniciar el debate y posterior desarrollo de una política pública, propongo que la visión sea la siguiente: “La movilidad en la ciudad de Lima se lleva a cabo de manera segura, inclusiva, cómoda y libre de contaminación al 2030”.
Recordemos que el concepto de movilidad pone énfasis en la persona como eje y objeto de la política, dejando de lado preceptos como tránsito y transporte, más vinculados con el automóvil y el vehículo que permite el movimiento (Bielich, 2009) ¿Qué herramientas son necesarias para llegar a este sueño? Básicamente urge cambiar la prioridad centrada en el automóvil privado. Sobre este punto varias capitales latinoamericanas pueden aportar referencias dignas de destacar.
Bogotá es un ejemplo en dos rubros. El primero es la promoción del uso de la bicicleta. Actualmente entre un millón y un millón y medio de bogotanos usan la bicicleta cotidianamente, dado que el Estado ha facilitado la construcción de una red de más de 500 kilómetros de ciclovías, la más grande de América Latina. Este proceso comenzó en 1974 y ha continuado consolidándose. En nuestro país, la ATU ha anunciado la iniciativa de Sistema de Transporte Individual Sostenible – SITIS, cuyo objetivo es contar con una red de 301 km de ciclovías articuladas en Lima. Este proceso debe ser apoyado y ampliado.
Bogotá también es pionera en el Transmilenio (el equivalente a nuestro Metropolitano). De acuerdo con su portal institucional, la capital colombiana inauguró la primera ruta troncal el 18 de diciembre de 2000. Veinte años después el servicio cuenta con 11 troncales en trasladan a dos millones y medio de personas diariamente. En el Perú la única línea troncal del Metropolitano fue inaugurada el 2010 y una década después todavía no está terminada. Es necesario concluir la ruta 1 e iniciar la construcción de por lo menos 10 rutas de acá al 2030.
La Paz también tiene mucho que enseñarnos en materia de teleféricos. La capital boliviana hace seis años inauguró su primer servicio de teleféricos. Para el 2019, la metrópoli paceña ya cuenta con una red de diez teleféricos que transportan a 275 mil personas diariamente. Lima viene hablando de su teleférico hace una década y todavía nada se ha materializado. Es necesario retomar este proceso.
Finalmente Lima tiene que recuperar el tiempo perdido en materia de metro o trenes para el transporte urbano. El análisis comparado señala que la capital peruana se ha quedado en el tiempo en relación con sus pares de la región. La Ciudad de México tiene una red de 12 líneas de metro, Santiago de Chile y Buenos Aires una red de 7 líneas. Caracas también desarrolló un sistema de metro con 6 líneas. Sin una red de transporte masivo tipo Metro, Lima será inviable en pocos años.
A manera de conclusión, para empezar a materializar el sueño de contar con una ciudad con movilidad sostenible de cara al Bicentenario, es prioritario desarrollar una red de ciclovías, ampliar el número de troncales del Metropolitano, propiciar una red de teleféricos y contar con un servicio de transporte masivo tipo metro.
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