Cuando la ética ilumina a la política
A menudo percibimos la ética y la política como dos líneas paralelas destinadas a no tocarse, o peor aún, vemos a la ética como un obstáculo ingenuo para la eficacia del gobernante. Sin embargo, esta visión es limitada. La ética no es solamente un código rígido de prohibiciones, sino una herramienta indispensable de lucidez; que, lejos de entorpecer la acción política, la dota de calidad, profundidad y, sobre todo, de viabilidad humana a largo plazo.