El Estado debería comenzar ya a dar incentivos o ayudas familiares por el segundo o tercer hijo. Y las empresas deberían ver que las licencias maternales y paternales, los horarios flexibles y el apoyo a las madres trabajadoras son una inversión redituable.
Paisano, paisana, el Perú tiene hoy la ventaja del llamado bono demográfico, que es una mayoría de personas en edad productiva, con un balance razonable de niños y de ancianos.
Pero esa ventaja se nos está escapando, pues cada vez nacen aquí menos niños. Mientras en 1980 las familias peruanas tenían casi cinco hijos, eso bajó a tres en el 2000 y hoy la tasa de fecundidad femenina es de 2.06 hijos; es decir, dos niños, justo para reemplazar al papa y a la mamá. Pero la tendencia va hacia tener un hijo o una mascota, dejando la paternidad para después o para nunca. Eso, paisana, paisano, que parece razonable a corto plazo, en el largo plazo puede ser desastroso.
Mire nomás, paisana, lo que ocurre en Japón, que por esa razón tiene mucha población anciana y ciudades desapareciendo, porque no hay quien las habite. Y si eso se empieza a ver también en España e Italia, que tienen 1.3 hijos, imaginemos el problema de Corea del Sur, con una fecundidad de 0.8; es decir, menos de un niño por pareja.
Si el Perú sigue el mismo camino, en cinco años comenzaremos a tener escuelas con menos niños, luego menor demanda de universidades, después empresas con problemas para contratar personal, casas y departamentos vacíos y ancianos sin personas que los atiendan. Y si no actuamos hoy, eso es irreversible, pues cuando veamos que no hay suficientes jóvenes, ya no se podrá "crear" una generación nueva. El hueco demográfico ya estaría hecho.

¿Es esta una responsabilidad de las parejas jóvenes de hoy? Sin duda, pues deben entender que si en vez del hijo único tuvieran al menos “la parejita”, asegurarían población suficiente para mantener el bienestar futuro de sus hijos. Pero no es responsabilidad solo de ellos, pues el Estado debería comenzar ya a dar incentivos o ayudas familiares por el segundo o tercer hijo. Y las empresas deberían ver que las licencias maternales y paternales, los horarios flexibles y el apoyo a las madres trabajadoras son una inversión redituable.
Pero más allá de leyes y de política, todos los ciudadanos debemos volver a darle una mirada positiva a la buena maternidad y paternidad, recuperando la valoración de tener varios hijos. No se trata, paisanos, de volver al pasado ni de obligar a nadie. Se trata de entender que la naturaleza tiene reglas que la sociedad debe entender y respetar
¿De qué forma cree usted paisana, paisano, que podemos ayudar a que nuestra población se mantenga?