Durante las Fiestas Patrias, decenas de estudiantes y egresados de la educación básica se congregaron en las: “Mesas del Bicentenario: 200 años luchando por nuestra educación” organizado por Voz Estudiantil Peruana, que articula diversas organizaciones estudiantiles en Lima y regiones. Comúnmente, son los profesionales expertos en educación los que analizan y desarrollan propuestas, pero esta vez fueron las y los adolescentes los que protagonizaron las mesas y hablaron desde sus propias experiencias, puntos de vista y aspiraciones, lo cual tiene un valor singular en una sociedad adultocéntrica como la nuestra.
Según los representantes de organizaciones, el sistema educativo y los recursos disponibles por el sector educación que debe hacer posible sus aprendizajes a través de los múltiples canales en la virtualidad es insuficiente. Los que están estudiando en los últimos años consideran que han aprendido muy poco y en esas condiciones no podrán acceder a la educación superior ni mantenerse en ella. Si bien ha sido difícil antes de la pandemia, será peor en adelante porque la crisis económica que viven sus familias no les permitirá costear las academias preuniversitarias. Por otro lado, enfatizan en las profundas desigualdades que se han expresado en las brechas de acceso a servicios de electricidad y conectividad a internet, así como la falta de equipos. Al respecto, si bien el sector extrajo las lecciones del 2020 para mejorar los servicios y las condiciones para la educación virtual el presente año, aún hay miles de estudiantes que están quedando fuera del sistema nuevamente, en especial en los ámbitos rurales y periferias de las ciudades.
Dentro del sistema educativo los escolares consideran que hay dos grandes vacíos que urgen ser atendidos: la salud sexual integral y la salud mental con un enfoque de género. Si bien reconocen que también es tarea y responsabilidad de las familias y el sector salud, echan de menos que no se haya abordado como información o como contenidos de clase, y es que les preocupa de sobremanera el aumento de casos de violación sexual contra las niñas, niños y adolescentes con el consecuente embarazo. No es para menos, el Registro de Nacidos Vivos (MINSA) muestra un incremento en el 2020: 26 niñas menores de 10 años que inscribieron a sus recién nacidos; 155 casos de niñas de 11 a 14; y 47,369 adolescentes de 15 a 19 años. Las estudiantes afirman que sin una educación sexual integral y el acceso a métodos de planificación familiar los casos aumentarán por más instrumentos, protocolos o lineamientos que existan, porque en la práctica no se implementa debidamente, entre otras razones porque predomina la mirada adultocéntrica y la incomprensión de las realidades de la niñez y adolescencia.
En cuanto a su salud mental, son conscientes de los daños ocasionados por el confinamiento, lo mucho que extrañan sus escuelas y compañeros, pero además reconocen que la violencia en los hogares va en aumento. Junto con la pérdida de sus seres queridos y la crisis económica, están ante una situación que demanda atención especializada.
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