El escritor colombiano creó la saga de los Buendía en una vivienda mexicana cuya actual propietaria decidió donarla a la Fundación para las Letras Mexicanas (FLM).
Más de una vez, entre 1965 y 1966, en México, la pareja de esposos Jomi García Ascot y María Luisa Elío acudían a la casa de Gabriel García Márquez para escuchar sus avances sobre una novela en la que venía trabajando, según él, “como un tren”.
Era una vivienda ubicada en la calle La Loma, cerca de Televisa San Ángel, en Ciudad de México. Allí residía García Márquez junto a su esposa Mercedes Barcha y sus hijos, y fue el lugar donde el escritor colombiano dio vida a “Cien años de soledad” a lo largo de 18 meses.
A dicha residencia también acudieron otros amigos, pero fue a esta pareja a quien el Premio Nobel de Literatura 1982 terminaría por dedicarles su más célebre novela. Más de 50 años después, Laura Coudurier —actual propietaria del inmueble— decidió donar la casa a la Fundación para las Letras Mexicanas (FLM).
“La FLM se hará de la casa un espacio de impulso a la creación, así como un lugar de encuentro para la reflexión y el diálogo actualizado sobre temas relevantes de la literatura universal”, señaló la Fundación.
Durante la década de 1960, cuando García Márquez abandonó sus trabajos como editor y redactor publicitario para crear la saga de los Buendía, el dueño solía ser Luis Coudurier, padre de Laura. Fue un hombre comprensivo que ante el pedido de Mercedes Barcha de pagarle la renta cuando su esposo acabara la novela, llegó a decir: “Con su palabra me basta”.
Esa muestra de confianza en el arte de su fallecido esposo hizo que hasta ahora la viuda de García Márquez recuerde aquel gesto como un respaldo moral de gran valor. Publicada finalmente en junio de 1967, “Cien años de soledad” se convirtió desde su lanzamiento en un éxito en ventas.
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