La Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que esta es la crisis más grave para el sector del empleo desde la Gran Depresión de los años treinta.
El año pasado se generó un daño masivo al empleo, con un pérdida de un 8,8% de las horas de empleo a nivel mundial, según información de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Esas pérdida de horas equivalen a la reducción unos 255 millones de puestos de trabajo a tiempo completo a nivel global, con lo que unos 114 millones de trabajadores que se suman a las listas de desempleo y otros pasan a empleos con menos horas (y menos salario).
Con esto, los ingresos provenientes del trabajo cayeron en un 8.3%, equivalente a US$ 3.7 billones (3 billones de euros) o al 4.4% del PIB mundial.
La perdida es cuatro veces mayor a la producida en la crisis financiera del 2009.
"Esta ha sido la crisis más grave para el sector del empleo desde la Gran Depresión de los años treinta. Su impacto es mucho mayor que el de la crisis financiera mundial de 2009", dijo Guy Ryder, director general de la OIT.
Pese a que hay señales tentativas de recuperación, "estas señales, no obstante, son frágiles, son inciertas y las perspectivas son notablemente desiguales".
La OIT indicó el 71% de las pérdidas de empleo, 81 millones de trabajadores, se debieron a inactividad.
"Estas personas simplemente han abandonado el mercado laboral. O bien no pueden trabajar, quizá por las restricciones de la pandemia, o por las obligaciones sociales, o bien han renunciado a buscar trabajo", dijo Ryder.
Los más afectados con la pérdida de empleos fueron las mujeres y los trabajadores jóvenes en sectores como vivienda, servicios de alimentación, comercio minorista e industria manufacturera.
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