Según explicó el actor en una historia de Instagram, el procedimiento es para eliminar microplásticos y compuestos tóxicos del cuerpo.
El actor británico Orlando Bloom anunció en sus redes sociales que se sometió a un "tratamiento de limpieza de sangre" en una clínica privada en Londres. Según explicó en una historia de Instagram, el procedimiento es para eliminar microplásticos y compuestos tóxicos del cuerpo.
"Gracias por ayudarme a sacar microplásticos y químicos tóxicos de mi sangre", escribió el intérprete, adjuntado una foto desde el lugar donde pasó por dicho proceso.
De acuerdo con medios británicos, el tratamiento, valorado en más de 12 000 euros por sesión, se basa en una técnica llamada plasmaféresis, mediante la cual se extrae la sangre del paciente, se separa el plasma y se filtra para, supuestamente, retener sustancias nocivas como los llamados forever chemicals (sustancias químicas extremadamente persistentes), microplásticos y proteínas inflamatorias.
Posteriormente, la sangre "purificada" se reintroduce en el organismo.

No hay evidencia científica que respalde el tratamiento
La comunidad científica ha manifestado serias reservas sobre esta práctica. Expertos consultados por el diario El País advierten que no existe evidencia clínica robusta que respalde la eficacia del procedimiento ni su seguridad.
Tampoco está incluido en las guías oficiales de entidades como la Sociedad Americana de Aféresis (ASFA) ni hay estudios publicados que demuestren su efectividad para reducir la presencia de microplásticos en el cuerpo humano.
Un mar de incertidumbre científica
Los microplásticos y otros compuestos tóxicos se han convertido en una preocupación creciente a nivel mundial. Estos fragmentos diminutos, presentes en la cadena alimentaria y el aire que respiramos, se han detectado en órganos como el hígado, el intestino, los riñones e incluso el cerebro. Sin embargo, la ciencia aún enfrenta grandes desafíos para entender cuánto se acumula en el cuerpo, cómo se eliminan y cuál es la dosis perjudicial.
"Estamos muy lejos de entender cómo tratar estos compuestos. No hay pruebas suficientes de que técnicas como la que promociona Bloom realmente funcionen", explicó Elena Codina, responsable de la Unidad de Salud Ambiental Pediátrica del Hospital Sant Joan de Déu en Barcelona.
Codina, quien sí emplea la plasmaféresis en el ámbito clínico para tratar afecciones como enfermedades autoinmunes, recalcó que lo ofrecido por esta clínica privada no puede equipararse a un procedimiento médico estandarizado.
"Este tipo de tratamientos no están exentos de riesgos; se pueden presentar desequilibrios de calcio, infecciones o sangrados, y no hay ninguna garantía de que eliminen realmente los microplásticos", advirtió, de acuerdo con el informe del citado diario español.
La prevención como mejor estrategia
Frente a la falta de tratamientos efectivos, los especialistas consultados por El País coinciden en que la mejor medida por ahora es la prevención: reducir el uso de plásticos de un solo uso, mejorar la ventilación de los espacios cerrados, aspirar en lugar de barrer, y minimizar la exposición a cosméticos o productos con químicos sospechosos.
"La contaminación por microplásticos es global. No veo viable que la población general acceda a terapias como esta. Hay que centrar los esfuerzos en evitar estos compuestos”, enfatizó Ethel Eljarrat, directora del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC) y experta en investigación en microplásticos
Por su parte, Alba Hernández, investigadora del proyecto europeo PlasticHea, señaló que estudios preliminares ya muestran daños celulares relacionados con la exposición a microplásticos, como alteraciones en el ADN, disrupciones inflamatorias y señales de transformación cancerígena en células. Sin embargo, estas investigaciones están aún en etapas iniciales y no se ha determinado el impacto definitivo en la salud humana.
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