La pandemia del coronavirus, el título Cristal, la final perdida por Universitario, el descenso de Alianza y la campaña de Ayacucho. Una mirada a lo que fue la temporada 2020 de la Liga 1.
No existe mayor impacto a nivel mundial en el 2020 que la pandemia COVID-19, situación que obligó a cambiarlo todo y aplicar una nueva convivencia en cada escenario. El fútbol, desde luego, no pudo escapar de ello.
LA NUEVA NORMALIDAD
Tras seis jornadas disputadas, con el triunfo crema en el ‘Clásico’ como destacado de aquella fecha y el entonces primer lugar de Alianza Universidad, la pelota se tuvo que parar frente a la ola del coronavirus instalado en el Perú durante la segunda semana de marzo. Correspondía priorizar la salud, adaptarse a la realidad y enfocarse de qué manera impulsar el retorno del deporte para no sufrir las consecuencias de un alto definitivo.
Los entrenamientos en casa y a través de ‘Zoom’ se convirtieron frecuentes, esto mientras los clubes buscaban afrontar el golpe económico que producía el frenar la actividad. Reducciones salariales y también casos de suspensión perfecta de labores se vivieron en ese periodo; en paralelo, desarrollar el Protocolo de Bioseguridad junto a las entidades gubernamentales, adaptarlo a cada institución, supervisar su progreso, entre otros, se volvió en la tarea de la Federación Peruana de Fútbol. El mensaje apuntaba al compromiso de todos los involucrados o seguir aplazando el balompié y aunque el consenso no fue unánime, la Liga 1 volvió a jugarse tras casi cinco meses.
Poco más de una hora después del Cantolao vs. Universitario del 7 de agosto, el día del aniversario merengue, se anunciaba la suspensión de la ya programada sétima jornada debido a las aglomeraciones alrededor del Estadio Nacional. Sirvió como lección para reforzar esfuerzos y resaltar que, si no empujaban todos hacia el mismo frente, el fútbol no tendría el respaldo del Estado.
Dos semanas después se reactivó la competición y se completaron 224 partidos bajo las nuevas modalidades, siendo el único en no disputarse el Binacional – Alianza Lima que fue otorgado como triunfo para los blanquiazules.
Se pudo jugar pese a la complicada situación por el contexto sanitario, siendo mérito de la organización y de los clubes que buscaron respetar las exigencias, aunque hubo excepciones en el respeto por el protocolo. No obstante, la misma FPF tuvo un protagonismo durante el curso que no puede dejarse de lado, como el asumir los gastos económicos de cuatro instituciones, de las cuales tres de ellas pelearon por el descenso y dos no pudieron salvarse. Aunque en Videna existió una explicación, no quita que el ente rector del fútbol peruano se vea involucrado frente a los intereses que pudieran tener dichos equipos.
SPORTING CRISTAL
Sporting Cristal fue el campeón de la temporada 2020 de la Liga 1, extendiendo su hegemonía en la última década. 2012, 2014, 2016, 2018 y el actual torneo, todos esos con Jorge Cazulo como símbolo del plantel, quien ahora tuvo la particularidad de asumir una función de actor secundario en el once para acabar con rol de principal. Roberto Mosquera sostuvo la idea de tener a Martín Távara como mediocentro titular y pensar en una alternativa para el ‘Piqui’. Si bien Cazulo no jugó por primera vez como interior derecho con funciones de desplazarse de área a área, se le agregó la misión de ser más constante en campo rival, el factor sorpresa muchas veces indetectable, como en el 2-1 que anotó sobre la ‘U’ en la primera final. Todo esto le lleva a pensar en continuar su carrera, sin importar sus actuales 38 años.
Roberto Mosquera, desde luego, es el artífice de este éxito. Volvió al club tras siete años y luego de la salida de Manuel Barreto. La eliminación en la ronda previa de la Copa Libertadores y el mal arranque en el torneo local fue el escenario con el que se encontró. Debutó con empate en Trujillo y cayó con Carlos Stein en el Alberto Gallardo, siendo el número 17 en la clasificación cuando paró el torneo. Aquella pausa los fortaleció. A la vuelta, Sporting Cristal completó 27 partidos y solo una derrota, logrando el título con diecisiete cotejos invicto.
En la gestión de Mosquera vale resaltar también la recuperación del nivel de Emanuel Herrera, el futbolista más influyente en cuanto a goles del campeonato; la compenetración del ‘9’ con el ecuatoriano Washington Corozo, apuesta de los cerveceros que resultó efectiva. Se añade el encontrar una relevancia como extremo para Christopher Olivares y sacarle la presión del área. A los valores individuales también se mencionan los colectivos. Cristal se convirtió en un equipo dominador, el más goleador y que defendió una idea de juego donde involucró a jugadores jóvenes en su base, dígase Solís, Madrid, Chávez, Távara y Olivares.
UNIVERSITARIO
La ‘U’ retornó a la actividad tras la pandemia y encadenó 10 cotejos invicto. Ocho victorias y solo dos empates, con lo que se proclamó ganador de la Fase 1 a falta de tres fechas. La representación más exacta de los merengues era la solidez en su intención de juego: posesión de balón, explosión de ataque por las bandas, contundencia en ambas áreas y el rendimiento individual de los jugadores.
Tras su primer objetivo cumplido, los de Ángel Comizzo no pudieron dar un paso hacia adelante en los siguientes juegos y acabaron inmersos en la irregularidad, a la que solo pudieron darle la espalda con ciertos chispazos. Siendo previsibles, la estrategia más clara del técnico para cambiar estuvo en su indumentaria y no en la cancha. Las finales ante Cristal estuvieron de la mano con ese último andar, donde combatió, pero estuvo más cerca de recibir el knock out definitivo.
Este año, el técnico argentino volvió a mostrar la dificultad para administrar al equipo tras una ventaja importante.
ALIANZA LIMA
28 de noviembre es una fecha imposible de no recordar para los íntimos. Alianza Lima cayó 2-0 ante Sport Huancayo y consumó el segundo descenso en su historia. Armaron un plantel aguardando protagonismo en la Copa y campeonar sí o sí. Indisciplinas, bajos rendimientos, malos resultados, el paso de Pablo Bengoechea, Mario Salas y Daniel Ahmed. Igual o mayor grado de relevancia también el del Fondo Blanquiazul, propietario de la mayor acreencia en el elenco.
Alianza Lima se construyó en los últimos años como ejemplo a seguir y con resultados deportivos a nivel local de su lado, pero todo se trastocó tras el descenso al cual se resiste y solicitaron anular la baja. De todos modos, cabe recordar que en las cinco jornadas finales de la Liga 1 perdió y solo marcó un gol. En los números, un punto hubiese evitado caer a la Liga 2.
FUERA DE LA CAPITAL
Ayacucho FC obtuvo su primer título oficial en la máxima categoría del fútbol peruano. Vencer por penales a Cristal en la definición de la Fase 2 redondeó una temporada histórica para los ‘zorros’ dirigidos por Gerardo Ameli, donde también accedieron por primera vez a la Copa Libertadores.
El logro ayacuchano significó desviar la atención sobre los conjuntos capitalinos y entender que más allá de Lima se puede gestionar y obtener, aunque para el siguiente año no contará con muchos de los valores importantes de su temporada. No es un mérito mínimo, principalmente en un año donde fueron los equipos no limeños los que tuvieron que adaptarse a más contexto de la nueva normalidad que demandaba la Liga 1 con la pandemia.
Entre los ocho mejores del acumulado, los puestos que reparten las clasificaciones internacionales, se inscribieron César Vallejo, Ayacucho FC, Carlos A. Mannucci, Sport Huancayo, UTC y Melgar. En igualdad de condiciones para jugar, demostraron que el balompié no es centralizado.
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