Si hay algo positivo que sacar de su ausencia es que se encontró otras respuestas ofensivas que deberán fortalecerse con el regreso del capitán de la Selección Peruana.
La sanción de Paolo Guerrero el 3 de noviembre generó un dolor de cabeza en la Selección Peruana por la importancia que tenía el capitán del equipo en la producción ofensiva. Estaba más que claro que su presencia, aparte del gol, garantizaba el descanso del equipo cuando había que ponerle una pausa al trámite. Guerrero es uno de los futbolistas que mejor juega de espaldas al arco en el mundo; gira, aguanta y descarga como pocos. Sin embargo, la presencia del '9' era también muchas veces una invitación a jugar largo.
Su ausencia era un reto, porque en el universo de Ricardo Gareca no existe un jugador de sus características para poder suplirlo. Tener a Jefferson Farfán, Raúl Ruidíaz y Yordy Reyna en su posición obligaba a jugar de otra manera: por abajo. Y eso pasó, con el atacante del Lokomotiv jugando como referencia; Cueva, Carrillo y Flores buscan asociarse con más frecuencia a ras del piso, es muy extraño ver un pelotazo largo, y habitual, una diagonal buscando atacando las espaldas de los defensores rivales.
Perú sin Paolo Guerrero encontró soluciones ofensivas en Farfán, Cueva, Flores, Carrillo y Ruidíaz. Los números lo indican, tras su suspensión, la “Blanquirroja” jugó cuatro partidos, con un saldo de tres victorias y un empate, anotando en siete oportunidades. Todo hace indicar, que tras cumplir los seis meses de suspensión, ante Escocia, el capitán de la Selección Peruana volverá y ahora el reto lo tiene él, fortalecer con su presencia los recursos ofensivos que se han mostrado en la gira estadounidense. No hay Paolodependencia.
Comparte esta noticia