Al rescate del Lago Titicaca

El lago navegable más alto del mundo es también uno de los espejos de agua más golpeados por la contaminación en nuestro país.  El Titicaca a pesar de su lejanía, soporta desde hace varios años los efectos de la modernidad mal aplicados.

Los desagües urbanos que hacen proliferar algas devastadoras, la actividad minera y el calentamiento global, traen consecuencias fatales para la flora, fauna y la calidad de vida de los habitantes en la región de Puno.

"La gente estuvo olvidada por mucho tiempo", lamenta Julio Pacheco Girón, director Ejecutivo del Proyecto Especial Binacional Lago Titicaca (PELT), organismo que busca descontaminar las aguas del Titicaca (ubicado a una altitud de 3821 m.s.n.m), conservar las especies nativas, educar a la población y generar de puestos de trabajo.

Dicho programa es un órgano descentralizado del Ministerio de Agricultura y actúa con autonomía técnica, económica financiera y administrativa.

En la ciudad de Puno, donde viven más de 130 mil habitantes, se desarrollan actividades de irrigación, la culminación de la represas y lagunillas, ganadería, pesca e industria alimenticia, toda una cadena productiva acompañada de tecnología óptima que se ejecuta en las zonas altoandinas, donde la población es golpeada por la extrema pobreza.

En el Centro de Investigación Científica y Transferencia Tecnológica de Chucuito (CITRACT), que se ubica en la localidad puneña de Barco, los campesinos son  capacitados por especialistas en temas de pesca con la finalidad de convertirlos en grandes empresarios.

En cinco meses que lleva este proyecto se han generado 1350 hectáreas de cultivos y su ganado vacuno ha crecido considerablemente.

Asimismo, los campesinos han logrado comercializar derivados de la trucha, filetes ahumados, enlatados y marinados, así como embutidos de alpaca y elaboración de galletas y panetones de quinua en Cusco, Arequipa y Lima.

"El propósito fundamental de PELT es realizar un trabajo óptimo en el proceso de transferencia de tecnología a las comunidades ribereñas del lago Titicaca,  sobre todo en la transformación de productos alimenticios y en el consumo de alimentos de mayor valor proteínico", refiere  Pacheco.

Por otro lado, el funcionario enfatizó las acciones de preservación y protección de especies nativas como el suche, las orestias, y el ispi. Cada una de estos peces son preservados en lagunas independientes donde no exista presencia de depredadores, como son la trucha y el pejerrey.

Mientras que las autoridades son concientes de los altos índices de contaminación del Titicaca, aparecen los mejores aliados, fieles protectores y habitantes de las islas flotantes del lago.  Los uros, quienes se hacen llamar hijos del amanecer, salen a trabajar con sus propias balsas, sin importarles las bajas temperaturas ni los vientos violentos realizan una faena muy eficiente y responsable en la limpieza del Titicaca.

Según el PELT, hasta el momento se han retirado 1800 toneladas de lenteja de agua (Lemma minor) del Titicaca, la cual prolifera desde hace varios años por desechos líquidos que Puno vierte sobre las sagradas aguas del lago.

La lenteja de agua impide el paso de la luz solar al fondo de las aguas e imposibilita la vida acuática de los peces y otros animales.  Este problema atenta de manera muy severa contra el ecosistema.

Las acciones de limpieza se efectúan junto a la Municipal del Centro Poblado Menor de Los Uros, para ventilar y oxigenar el agua del lago.

Pese al enorme trabajo realizado por los habitantes de los Uros, los resultados parecen no ser suficientes.  Julio Pacheco recalcó que el tema fundamental para afrontar el problema, es la zona de evacuación de las aguas servidas desde las ciudades y derivarlos a los pozos de oxigenación.  

"Es una tarea que se tiene que cumplir y hemos comprometido al municipio y a la región", concluyó el funcionario.