En esta tercera y última entrega sobre este tema, la Dra. Carmen González nos explica el lado vital del cerebro reptiliano, como responsable de la conducta de preservación de la especie y de los cambios fisiológicos necesarios para la sobrevivencia.
Como habíamos dicho en la parte inicial de este tema, el cerebro reptiliano es el básico o el instintivo del ser humano. Aquí se organizan y procesan las funciones que tienen que ver con el hacer y el actuar, lo cual incluye: las rutinas, los hábitos, la territorialidad, el espacio vital, condicionamiento, adicciones, rituales, ritmos, imitaciones, inhibiciones y seguridad.
Es el responsable de la conducta automática o programada, tales como las que se refieren a la preservación de la especie y a los cambios fisiológicos necesarios para la sobrevivencia.
Este primer cerebro, es el que permite el movimiento de actuar y hacer. Su carácter más específico desde el punto de vista temporal es su adecuación al presente.
Nuestro cerebro primitivo de reptil, aún rige y controla nuestros mecanismos para el cortejo, el acoplamiento sexual, la búsqueda de albergue, lo que hace con la participación activa de las otras regiones cerebrales.
El Sistema Básico o reptiliano controla la respiración, el ritmo cardíaco, la presión sanguínea e incluso colabora en la continua expansión-contracción de nuestros músculos. En síntesis: este cerebro se caracteriza por la acción y es sobre todo como un guardián de la vida.
Comparte esta noticia