Luego de ser desalojados del terminal terrestre, han ocupado una calle cercana. “Queremos trabajar”, “tenemos familias”, dijeron a RPP Noticias.
A solo tres cuadras del exterminal de Fiori, los buses se han apoderado de una calle en San Martín de Porres. Los comerciantes y transportistas desalojados tratas de seguir allí con el negocio que, según explican, es la única forma que tienen de alimentar a sus familias. “¿Qué quieren, que roben?” dicen varios de ellos, mientras reclaman ser reubicados y denuncian supuestos abusos de las autoridades.
Los buses que antes partían de Fiori hoy salen de la calle Miguel Ángel, principalmente en la esquina con la avenida Marco Polo. Los precios, generalmente, son los mismos. Los policías, inspectores y agentes de la Superintedencia Nacional de Transportes (Sutran) se mezclan en el lugar con los cientos de comerciantes y pasajeros.
“Según he entendido, aquí no está prohibido. Cuando ocupas una vía como la Panamericana, que está prohibido, se puede desalojar. ¿A quién la afecta acá? A nadie”, cuenta uno de ellos, un estibador. “No es correcto, pero que nos dejen trabajar. Todos quieren trabajar y tenemos derecho. Si no, ¿de dónde sale para la familia o para cualquier necesidad?”.
Pedidos y reclamos
La mayoría se muestra reacia a declarar a la prensa. Un grupo reclamó que esta grabe a los policías que –según ellos- se llevan los fierros de los escombros del terminal, demolido el jueves por la madrugada luego de un violento desalojo que dejó cuatro detenidos. Casi 300 comerciantes se atrincheraron, quemaron llantas y fueron desalojados por un batallón de policías. Durante aquella jornada, un encapuchado amenazó con una pistola a un periodista de RPP Noticias que informaba en vivo.
“No dejan trabajar, se llevan los fierros y encima nos botan de acá”, declaró un transportista, Alberto Chávez, a otra reportera de RPP. “Queremos la formalidad. Que venga la Municipalidad y el alcalde para que hable con nosotros, si nos reubican o nos ponen en otro sitio. Nosotros vivimos de esto, tenemos hijos, familia, nietos. ¿Qué van a comer? (...) Tenemos que buscar otro punto. Dependemos de Fiori, tenemos familias, no tenemos otro trabajo".
El transportista también criticó el proceso judicial que llevó al desalojo, pese a que reconoció que no ha revisado todos los documentos. "¿De qué vamos a comer nosotros? ¿Dedicarnos a robar? No podemos”. “Queremos trabajar para que nuestras criaturas coman, ¿si no de dónde? ¿Quieren que roben?”, dijo otro. “Si uno trabaja, por qué trabaja. Si uno roba, por qué roba. Estamos confundidos”, agregó un tercero.
“Quién nos va a dar trabajo, miren este abuso. Y si roban, ¿por qué roban? ¿De qué vamos a vivir?”, reclamó entre gritos, lágrimas e insultos, un último transportista.