Aunque la lluvia está cesando y para los próximos días se espera buen tiempo, persiste el riesgo de deslizamientos de agua y barro en Serbia, Bosnia y Croacia.
Al menos 41 muertos, decenas de miles de evacuados y millonarias pérdidas materiales son el balance provisional de las inundaciones en Serbia, Bosnia y Croacia, donde, pese a que la lluvia está remitiendo, sigue la alerta por riadas, avalanchas y brotes infecciosos.
"Las consecuencias de las inundaciones son terroríficas", declaró este lunes el ministro de Exteriores bosnio, Zlatko Lagumdzija, para describir un panorama de miles de desplazados e infraestructuras arrasadas, causado por el auténtico diluvio que ha azotado la región durante los últimos cinco días.
En algunas zonas de Serbia se han recogido hasta 170 litros por metro cuadrado, una cantidad que normalmente se acumula en un periodo de tres meses.
En este país el número de fallecidos ha subido a 19, tras confirmarse este lunes otras dos víctimas en la zona de Sabac, en el oeste.
Sabac y las aldeas de su entorno, algunas de las cuales han sido evacuadas hoy de emergencia, son un punto estratégico de defensa ante la crecida del río Sava, que ha batido todos los récords de caudal y se espera que suba aún más en los próximos días.
Los terraplenes se están reforzando con sacos de arena, ya que la fuerza del agua rompe los diques en algunas partes.
Más de 25.000 personas han sido evacuadas en Serbia.
En Obrenovac, una ciudad a unos 30 kilómetros de Belgrado, donde el nivel del agua superaba los tres metros de altura, el Gobierno ha ordenado la evacuación total de sus 25.000 habitantes.
"Sólo pensaba en cómo salvar a los niños, cómo salir, huir de ahí", dijo una madre desplazada de Obrenovac en declaraciones a la emisión en serbio de la emisora Free Europe.
"Nos rescataron en un barco, apenas se podía pasar por los cadáveres de vacas, de caballos, que flotaban. Una catástrofe", dijo otra de las miles de evacuadas.
En la localidad de Krupanj, la retirada de las aguas tras varios días cubriendo el pueblo ha dejado imágenes de destrucción: casas derrumbadas y otras llenas de barro hasta más de un metro de altura.
Numerosas aldeas del país están incomunicadas.
"Los daños son enormes en Serbia", declaró el ministro de Emergencias, Velimir Ilic, quien indicó que las primeras evaluaciones oficiales de daños se conocerán el miércoles.
Aunque la lluvia está cesando y para los próximos días se espera buen tiempo, el peligro de riadas sigue siendo alto, además del permanente riesgo de deslizamientos de agua y barro que se tragan casas y campos y dañan carreteras y puentes.
En Belgrado se han acondicionado escuelas, pabellones deportivos y hoteles para acoger a los miles de desplazados.
Serbia, Croacia y Bosnia han lanzado peticiones de ayuda internacional y la ayuda humanitaria ha comenzado a llegar enviada por organismos como la ONU, la OSCE y varios países de la Unión Europea, así como Rusia.
El tenista serbio Novak Djokovic se ha sumado a las muestras de solidaridad al dedicar a su pueblo su triunfo el domingo en el Masters de Roma, frente al español Rafael Nadal.
En Bosnia, una cuarta parte de los cuatro millones de habitantes residen en las regiones más afectadas y decenas de miles han sido evacuados.
Según datos del Gobierno, unas 100.000 casas han quedado inutilizables y un millón de personas no tienen acceso a agua potable.
Las autoridades han alertado hoy del peligro de que aparezcan brotes de tifus o hepatitis debido a la descomposición de los cadáveres de los animales y al aumento de las temperaturas.
Las cifras oficiales bosnias hablan de 21 fallecidos, pero los medios aseguran que son más quienes han perdido la vida en las inundaciones.
Los desplazamientos de tierras en campos minados durante la guerra de hace 20 años ha disparado la alerta, ya que algunos artefactos explosivos podrían haber sido arrastrados a zonas habitadas, aparte de que las riadas se han llevado los carteles que advertían de la presencia de minas.
El río Sava rompió hoy los diques de defensa en varios puntos, aislando la región de Odzak, donde varias aldeas están bajo el agua.
"La ciudad está literalmente destruida", declaró a la prensa Savo Minic, alcalde de Samac, una de las localidades arrasadas.
La situación siguen siendo dramática también en el este de Croacia, donde han sido evacuadas 15.000 personas y miles de soldados, policías, bomberos y civiles están fortificando la orilla de 180 kilómetros del ya desbordado río Sava.
Una persona ha muerto en Croacia y hay dos desaparecidos.
Los expertos advierten de que los diques contra el Sava están totalmente anegados y van a romperse, una situación que se agravará por la ola de agua que corre desde Bosnia.
EFE
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