Desde que en 1975 la serie de televisión "S.W.A.T" popularizó la imagen de unidades de policía equipadas con armamentos especiales, las unidades SWAT han pululado en todo el país y hoy se parecen más a escuadras de fuerzas especiales del Ejército.
El despliegue cuasimilitar de la policía de Ferguson (Misuri) frente a protestas por la muerte de un ciudadano a manos de un agente es el resultado de un programa por el cual el Pentágono ha transferido unos 4.300 millones de dólares en equipos militares a las policías locales de Estados Unidos.
"Nuestras calles deberían ser lugares para los negocios, para las familias, para el esparcimiento, no para los tanques de guerra y los fusiles M-16", opinó el representante demócrata Hank Johnson, de Georgia.
Para responder a las protestas por la muerte del joven Michael Brown, de 19 años, a manos de un agente, que se tornaron violentas la noche del pasado domingo, la policía de Ferguson se vistió de camuflaje y se equipó como si se tratara de una guerra, algo que fue muy criticado por las agrupaciones cívicas y de vecinos.
Además de con el material antidisturbios habitual, los agentes se pertrecharon con escopetas, fusiles de asalto, rifles de francotirador, aparatos de visión nocturna, cuchillos de combate cuerpo a cuerpo y tanquetas acorazadas, entre otro equipo.
Desde que en 1975 la serie de televisión "S.W.A.T" popularizó la imagen de las unidades de policía urbana instruidas y equipadas para "tácticas y armamentos especiales", las unidades SWAT han pululado en todo el país y hoy se parecen más a escuadras de fuerzas especiales del Ejército.
"La militarización de las calles del país no nos hace más seguros, sólo nos hace más miedosos y reticentes", añadió Johnson quien dijo que cuando el Congreso retorne a sesiones el mes próximo presentará un proyecto de ley para limitar las transferencias de equipos militares a las policías.
En Estados Unidos hay unas 18.000 agencias de policía municipal, de condado y estatales, con unos 765.000 agentes con autoridad para efectuar arrestos, y de ellos unos 120.000 con permiso para portar armas.
Los departamentos de policía local (municipal y de condado) emplean a casi el 60 por ciento de ese personal y casi la mitad de todas las agencias tienen menos de diez agentes a tiempo completo.
Bajo un programa inaugurado en 1990, en el auge de la "guerra contra las drogas", el Departamento de Defensa puede transferir a las policías federales, estatales y locales "armas pequeñas y munición", pero el ahora conocido como Programa 1033 autoriza la transferencia de otros equipos.
Estas transferencias se hicieron más diversas desde los ataques terroristas de Al Qaeda en Estados Unidos, hace trece años, y con las prolongadas guerras en Irak y Afganistán, que han popularizado además la vestimenta militar como moda para uso civil.
Así, North Liberty (Indiana), que se describe en su portal como "una localidad pequeña con encanto", y unos 1.800 habitantes ha adquirido para su policía vehículos HUMVEE (diseñados para la guerra en el desierto), cuchillos de combate, rifles, decenas de cargadores y hasta un par de detector de minas terrestres.
La policía del Condado Carrol, en Georgia, adquirió cuatro lanzagranadas, y la del área metropolitana de Atlanta, en el mismo estado, tiene camiones y transportes de personal blindados.
David Harris, profesor de leyes de la Universidad de Pittsburgh (Pensilvania), dijo en una entrevista con la radio pública que cuando se cuenta con ese equipo existe la tentación de usarlo.
"Uno ya tiene todos esos pertrechos (...) Y entonces el jefe piensa ¿no es ésta una ocasión para usarlo? Cuando se militariza el equipo, se militariza el personal, se militariza la situación y eso puede conducir a una escalada", agregó.
Eso es lo que ocurrió en Ferguson, después de que un policía blanco matase a balazos el pasado sábado a un joven negro y la población, mayoritariamente negra, salió a la calle a protestar contra la policía, en su mayoría blanca.
El miércoles, cuando al caer la noche las demostraciones ruidosas pero pacíficas dejaron paso a la algarada, como venía ocurriendo cada noche desde el domingo, la policía del Condado de Saint Louis desplegó a sus agentes con uniforme de camuflaje y armas de combate.
En el presente ejercicio, la Policía del Condado ha adquirido, entre otros equipos, un robot para desactivar aparatos explosivos, varios camiones militares, una docena de equipos de visión nocturna, doce rifles calibre 5.56 y seis pistolas de 45 milímetros.
La unidad SWAT del Condado cuenta también con un vehículo blindado MRAP, fabricado para resistir en Irak o Afganistán la explosión de minas, que no apareció en las calles de Ferguson. Y posee un vehículo blindado BearCat y otro, versión más grande, BEAR.
El Programa 1033 facilita enormemente estas adquisiciones aún por parte de jefaturas policiales muy pequeñas: un transporte blindado de personal cuesta entre 780.000 y 800.000 dólares, pero las policías pueden comprarlo por 3.000 dólares.
Para el Pentágono, que denomina al programa "Servicios de disposición" y cuyo inventario incluye aparatos de visión nocturna, fusiles, granadas, abundante munición y uniformes, el mandato es claro: hay que deshacerse de materiales.
EFE
Comparte esta noticia