Esa mortandad extremadamente rápida y extensa inició o aceleró cambios sociales, demográficos y económicos en toda Europa, según un estudio.
Tras la peste bubónica que seis siglos atrás mató a decenas de millones de personas en Asia y Europa, tanto la salud general como las tasas de supervivencia humanas parecen haber mejorado, según un estudio difundido hoy por Public Library of Sciences.
La investigación la condujo Sharon DeWitte, del Departamento de antropología en la Universidad de Carolina del Sur y se enfocó en las condiciones de salud en Londres antes, durante y después de la plaga que, en Europa, tuvo su culminación entre 1347 y 1351.
La enfermedad tuvo su origen en la bacteria Yesinia pestis en las ratas y otros roedores y se transmitió por los parásitos de esos animales, en particular las pulgas (Chenopsylla cheopis) que inoculaban el bacilo a los humanos con su picadura.
Se calcula que en Asia murieron entre 40 y 60 millones de personas por esta enfermedad que en Europa mató a unos 25 millones de personas, un tercio de la población humana en este continente en esa época.
Esa mortandad extremadamente rápida y extensa inició o aceleró cambios sociales, demográficos y económicos en toda Europa, según el estudio.
"La epidemia medieval fue una de las más devastadoras en la historia humana y la investigación reciente ha mostrado que la enfermedad afectó especialmente a los adultos de más edad y a individuos expuestos previamente a estresores fisiológicos", señala el artículo.
DeWitte citó las investigaciones bioarqueológicas de individuos enterrados en el cementerio East Smithfield en Londres que observaron la selectividad de la epidemia y encontraron que las personas de más edad y las que ya tenían mala salud tuvieron una mortalidad más alta que sus pares más jóvenes y saludables.
La llamada "peste negra" fue "una poderosa fuerza de selección natural que eliminó a los individuos más débiles en una amplia escala".
Pasada la epidemia "hubo mejorías en el estándar de vida, particularmente en la calidad de la dieta para todos los estratos socioeconómicos", agregó.
La epidemia puede haber afectado la variación genética con respecto a la susceptibilidad a la enfermedad o la competencia de inmunidad y, de hecho, redujo los niveles promedio de fragilidad en la salud de la población sobreviviente.
"Esto puede explicar por qué, según los documentos históricos, la mortalidad disminuyó sustancialmente entre el brote inicial en 1347-1351 y el segundo en 1361, y por qué los niveles de mortalidad permanecieron bajos en los brotes subsecuentes de la plaga durante la época medieval y moderna", añadió el estudio.
Los datos de la investigación de muestras posteriores a la peste bubónica muestran una proporción más alta de adultos mayores en la población, lo cual "indica que la supervivencia puede haber mejorado tras la epidemia".
EFE
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