Del 1 al 7 de agosto se celebra en más de 120 países la Semana Mundial de la Lactancia Materna, destinada a fomentar la lactancia natural y a mejorar la salud de los bebés de todo el mundo.
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La Organización Mundial de la Salud y Unicef (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia) recomiendan la lactancia materna exclusiva durante los seis primeros meses del recién nacido.
A partir de los seis meses recomiendan seguir amamantando, al mismo tiempo que se va ofreciendo al bebé otros alimentos complementarios, hasta un mínimo de dos años.
Pruebas científicas demuestran que si los bebés son amamantados de manera exclusiva durante los primeros seis meses de vida y continúan recibiendo leche materna complementada con otros alimentos durante el año siguiente, es posible reducir en un 13% la mortalidad de menores de cinco años, afirma Unicef en un comunicado.
Pese a que existe una relación directa entre la lactancia materna y la reducción de las tasas de mortalidad de los niños menores de cinco años, en los países en desarrollo sólo el 36% de los lactantes menores de seis meses son amamantados de manera exclusiva.
“Cuando se trata de reducir el número de niños y niñas que mueren antes de cumplir cinco años de edad, no existe ninguna otra intervención preventiva que resulte tan eficaz. Debemos esforzarnos más por transmitir el mensaje de que la lactancia materna puede salvar vidas”, comentó Anthony Lake, Director Ejecutivo de Unicef.
Pese a que las tasas de lactancia materna están en aumento en dos terceras partes de los países del mundo, millones de lactantes no disfrutan aún de los beneficios de esa práctica, que puede salvarles la vida.
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