El presidente de la Sociedad Internacional de Historiadores Olímpicos dio una explicación a esta costumbre entre los atletas que consiguen la medalla dorada en los Juegos Olímpicos.
Morder la medalla de oro se ha vuelto una costumbre entre los atletas de los Juegos Olímpicos. El nadador Michael Phelps y la gimnasta Smone Biles ya lo han hecho en Río 2016 y seguro los imitarán muchos otros según vayan finalizando las competencias.
¿Por qué lo hacen? La tradición se remonta a muchos años atrás. Esta era la forma más rápida y rudimentaria de comprobar que el oro de las monedas era auténtico o falso, indicó a CNN David W. Lange, miembro de la Corporación de Garantía Numismática de Estados Unidos. "El oro es un metal blando y que se gaste prueba su autenticidad", agregó.
Hoy en día, sin embargo, esta costumbre pasa más por una obsesión de los fotógrafos, explica David, quien también es presidente de la Sociedad Internacional de Historiadores Olímpicos. "Se ha convertido en una obsesión de ellos. Creo que sienten que esta es una foto icónica, algo que es posible que vendan", dijo.
El dato. Para Río 2016, el comité organizador mandó a fabricar 2488 medallas, de las cuales 812 son de oro. Pero oro entre parentesis ya que se conoció que estas preseas apenas tienen un 1.34 % de dicho metal. El resto se divide en 92.5 % de plata y 6.16 % de bronce.
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